MORIMOS
Benjamín Adolfo Araujo Mondragón
Morimos en mi cuarto en que estoy solo,
en mi cama en que faltas,
en la calle donde mi brazo va vacío,
en el cine y los parques, los tranvías,
los lugares donde mi hombro
acostumbra tu cabeza
y mi mano tu mano
y todo yo te sé como yo mismo.
en mi cama en que faltas,
en la calle donde mi brazo va vacío,
en el cine y los parques, los tranvías,
los lugares donde mi hombro
acostumbra tu cabeza
y mi mano tu mano
y todo yo te sé como yo mismo.
JAIME SABINES*
Estoy, estamos, muertos de amor.
Amada mía, muertos hoy, muertos
mañana, muertos todo un día.
Me encanta estar contigo; pero no:
muerto, mi amor; no, nunca más;
hagamos del poema una cama y
tendámonos a hacer el amor,
noche y día, día y noche para que
no muramos. No, sigamos vivos;
sigamos vivos amor, por esta vida
vivos, vivos de amor, no muertos de
amor, cual cofradía; ¡nunca más
vida, mía; no: hagamos un colchón
con la metáfora como refugio de
nuestros amantes corazones
siempre vivos de amor; llena mi
brazo amor, llénalo de ti, tu brazo
en mi brazo por la calle juntos.
En el cine, en el parque, en los
tranvías; llena de ti la ciudad
y lléname de ti que estoy vacío.
Mi hombro ya está domado a tu
cabeza, vida; déjalo que no sufra
tómalo, llévate mi hombro contigo
a todos lados. Llévame; ¡vámos!
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