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CINCO
POEMA DE ARTHUR RIMBAUD
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El 20 de octubre de 1854 nació en
Charleville, Francia, el poeta y escritor Arthur Rimbaud.
Toda su obra la realizó entre los
10 y los 17 años, cuando abandonó definitivamente la poesía para emprender un
viaje que lo llevaría por Europa y África.
Para él, el poeta debía hacerse
vidente por medio de un largo e inmenso desarreglo de todos los sentidos. En
vida, sus méritos literarios no fueron reconocidos pero, con el tiempo, se
abrieron paso entre las nuevas generaciones.
Falleció el 10 de noviembre de 1891
en Marsella, Francia.
Aquí un fragmento de cinco poemas del representante de la escuela
simbolista e integrante del grupo llamado “Los poetas malditos”.
El baile de los ahorcados
En la horca negra bailan, amable
manco,
bailan los paladines, los descarnados danzarines del diablo; danzan que danzan sin fin los esqueletos de Saladín.
¡Monseñor Belzebú tira de la
corbata
de sus títeres negros, que al cielo gesticulan, y al darles en la frente un buen zapatillazo les obliga a bailar ritmos de Villancico!
Sorprendidos, los títeres, juntan
sus brazos gráciles:
como un órgano negro, los pechos horadados, que antaño damiselas gentiles abrazaba, se rozan y entrechocan, en espantoso amor.
¡Hurra!, alegres danzantes que
perdisteis la panza,
trenzad vuestras cabriolas pues el tablao es amplio, ¡Que no sepan, por Dios, si es danza o es batalla! ¡Furioso, Belzebú rasga sus violines!
¡Rudos talones; nunca su sandalia
se gasta!
Todos se han despojado de su sayo de piel: lo que queda no asusta y se ve sin escándalo. En sus cráneos, la nieve ha puesto un blanco gorro.
Primera velada
Desnuda, casi desnuda;
y los árboles cotillas a la ventana arrimaban, pícaros, su fronda pícara.
Asentada en mi sillón,
desnuda, juntó las manos. Y en el suelo, trepidaban, de gusto, sus pies, tan parvos.
-Vi cómo, color de cera,
un rayo con luz de fronda revolaba por su risa y su pecho -en la flor, mosca ,
-Besé sus finos tobillos.
Y estalló en risa, tan suave, risa hermosa de cristal. desgranada en claros trinos…
Bajo el camisón, sus pies
-¡Basta, basta!» -se escondieron. -¡La risa, falso castigo del primer atrevimiento!
Sensación
Iré, cuando la tarde cante, azul,
en verano,
herido por el trigo, a pisar la pradera; soñador, sentiré su frescor en mis plantas y dejaré que el viento me bañe la cabeza. Sin hablar, sin pensar, iré por los senderos: pero el amor sin límites me crecerá en el alma. Me iré lejos, dichoso, como con una chica, por los campos , tan lejos como el gitano vaga.
Sueño para el invierno
a ella…
En el invierno viajaremos en un vagón de tren con asientos azules. Seremos felices. Habrá un nido de besos oculto en los rincones. Cerrarán sus ojos para no ver los gestos en las últimas sombras, esos monstruos huidizos, multitudes oscuras de demonios y lobos. Y luego en tu mejilla sentirás un rasguño… un beso muy pequeño como una araña suave correrá por tu cuello… Y me dirás: «¡búscala!», reclinando tu cara -y tardaremos mucho en hallar esa araña, por demás indiscreta.
Acaso no imaginas…
¿Acaso no imaginas por qué de amor
me muero?
La flor me dice: ¡Hola! ¡Buenos días!, el ave. Llegó la primavera, la dulzura del ángel. ¡No adivinas acaso por qué de embriaguez hiervo! Dulce ángel de mi cuna, ángel de mi abuelita, ¿No adivinas acaso que me transformo en ave que mi lira palpita y que mis alas baten como una golondrina? |
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