CIEN AÑOS CON NICANOR PARRA
El gran poeta chileno Nicanor Parra, cumplió el pasado 5 de septiembre cien años. No soy yo de los que envidian esas edades. La fragilidad sino la decrepitud lo llenan todo en una extrema vejez, cuando esa propia vejez ya es en sí limitada, salvo contadísimas excepciones. Premio Cervantes de 2011, Parra ya no pudo venir a recoger el galardón, y fue uno de sus más jóvenes nietos el que leyó en Alcalá unas palabras… Nicanor 
Parra nació en 1914 en un pueblo humilde, San Fabián de Alico, pero llegó a Santiago en 1932 para cursar estudios superiores, que completaría en EEUU. Gran físico y matemático, Parra ejerció la enseñanza bastantes años en Chillán y en Santiago de Chile. Su hermana menor fue la célebre cantautora Violeta Parra, que se suicidó en 1967. Amante de la poesía desde
muy joven y siempre con personales afanes de tradiciones varias, Parra (hoy casi otro Neruda u otro Huidobro) publicó su primer libro de poemas en 1935, “Cancionero sin nombre”. Le siguieron muchos más títulos, aunque el cenit de su ancha producción está en los años 60 y 70 del pasado siglo. Para entonces ya había publicado el libro que le dará más nombre y que creció en ediciones sucesivas, “Poemas y antipoemas” de 1954. Declaró poco después:
“Durante medio siglo, la poesía fue el paraíso del tonto solemne, hasta que vine yo y me instalé con mi montaña rusa.” Siempre le gustó provocar. Los “antipoemas” son fundamentalmente versos antiretóricos, con uso abundante de la ironía, el humor, el sarcasmo o la narratividad, siempre con abundante afán de coloquialismo. Sigue (llevándola más lejos) la pasión coloquial del postmodernismo. Le gusta pensar en un “hablante poético” y en tal sentido anda la línea de Bukowski, Ginsberg o Carver, con más juego. Entre sus libros posteriores destaco “Canciones rusas” (1967), “Chistes para desorientar a la policía /poesía” (1980), “Poesía política” (1983) u “Hojas de Parra” de 1985, entre tantos… Nicanor Parra es poeta plural de subidas y bajadas, pero siempre con gran fertilidad lírica sin lirismo. Es muy recomendable la antología suya editada por la Universidad de 
Salamanca con motivo del Premio Reina Sofía en 2001, “Páginas en blanco” Selección y edición de Niall Binns -que escribió antes un libro sobre Parra- y con introducción de la profesora Mª Ángeles Pérez López. Ahí se hallan desde los varios antipoemas hasta la poesía visual. Con motivo de ese premio, Parra escribió un poema al rector salmantino que mucho dice de su talante: “NO ME EXPLICO SEÑOR RECTOR: Las razones que pudo tener el Jurado / Para asignarme a mí/ Que soy el último de la lista/ Premio tan contundente como éste/ Hay x lo menos una docena de candidatos / Que con razón se sienten postergados/ Irregularidades como ésta/ No debieran volver a repetirse / Yo x mi parte me querellaré/ Contra quienes resulten responsables ” Poemas y antipoemas sigue siendo un libro espléndido, con textos como ”Es olvido” o “Autorretrato”… ”Juro que no recuerdo ni su nombre,/ Mas moriré llamándola María,/ No por simple capricho de poeta:/ Por su aspecto de plaza de provincia…” No sé si alguien merece el castigo de los cien años, pero Parra merece mucho el monte alto de la Poesía.
Parra nació en 1914 en un pueblo humilde, San Fabián de Alico, pero llegó a Santiago en 1932 para cursar estudios superiores, que completaría en EEUU. Gran físico y matemático, Parra ejerció la enseñanza bastantes años en Chillán y en Santiago de Chile. Su hermana menor fue la célebre cantautora Violeta Parra, que se suicidó en 1967. Amante de la poesía desdemuy joven y siempre con personales afanes de tradiciones varias, Parra (hoy casi otro Neruda u otro Huidobro) publicó su primer libro de poemas en 1935, “Cancionero sin nombre”. Le siguieron muchos más títulos, aunque el cenit de su ancha producción está en los años 60 y 70 del pasado siglo. Para entonces ya había publicado el libro que le dará más nombre y que creció en ediciones sucesivas, “Poemas y antipoemas” de 1954. Declaró poco después:
“Durante medio siglo, la poesía fue el paraíso del tonto solemne, hasta que vine yo y me instalé con mi montaña rusa.” Siempre le gustó provocar. Los “antipoemas” son fundamentalmente versos antiretóricos, con uso abundante de la ironía, el humor, el sarcasmo o la narratividad, siempre con abundante afán de coloquialismo. Sigue (llevándola más lejos) la pasión coloquial del postmodernismo. Le gusta pensar en un “hablante poético” y en tal sentido anda la línea de Bukowski, Ginsberg o Carver, con más juego. Entre sus libros posteriores destaco “Canciones rusas” (1967), “Chistes para desorientar a la policía /poesía” (1980), “Poesía política” (1983) u “Hojas de Parra” de 1985, entre tantos… Nicanor Parra es poeta plural de subidas y bajadas, pero siempre con gran fertilidad lírica sin lirismo. Es muy recomendable la antología suya editada por la Universidad de 
Salamanca con motivo del Premio Reina Sofía en 2001, “Páginas en blanco” Selección y edición de Niall Binns -que escribió antes un libro sobre Parra- y con introducción de la profesora Mª Ángeles Pérez López. Ahí se hallan desde los varios antipoemas hasta la poesía visual. Con motivo de ese premio, Parra escribió un poema al rector salmantino que mucho dice de su talante: “NO ME EXPLICO SEÑOR RECTOR: Las razones que pudo tener el Jurado / Para asignarme a mí/ Que soy el último de la lista/ Premio tan contundente como éste/ Hay x lo menos una docena de candidatos / Que con razón se sienten postergados/ Irregularidades como ésta/ No debieran volver a repetirse / Yo x mi parte me querellaré/ Contra quienes resulten responsables ” Poemas y antipoemas sigue siendo un libro espléndido, con textos como ”Es olvido” o “Autorretrato”… ”Juro que no recuerdo ni su nombre,/ Mas moriré llamándola María,/ No por simple capricho de poeta:/ Por su aspecto de plaza de provincia…” No sé si alguien merece el castigo de los cien años, pero Parra merece mucho el monte alto de la Poesía.
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