CAMINANTES/Miguel Hernández
Curtidos pies llevan los caminantes
Es pesado el andar, denso y rocoso
Fuertes marejadas nos sacuden
Látigos arrogantes abren sendas heridas
Donde ayer sólo calzaban escarpines blancos.
En el camino, cuando los sueños nos topen
Bajo un inmenso árbol sin nombre
Con sus ramas tan frescas…
Allí cuando cansados de vagar estemos
Sin una reja ni una cadena que nos azote…
Pensaré en ti, cubierta de tu piel morena
Con ese ardor de palmeras al mecer la brisa
Oliendo los caldos que la vida nos cocina
Con el sabor del sudor de tu piel sobre mis labios.
Espera un poco… ¡tal vez no demore tanto…!
Ha sido larga la travesía… fiebre alta me consume
Elevo la mirada atardecida ausente de amor
Refugiándome en los brazos de la poesía.
Miguel sólo observa con su habitual mutismo…
El ardiente sol parece que lo tomara,
Cuando un lucero resplandeciente en el ocaso,
Dice que no andará más éstos senderos.
¡Quedó la fantasía de la vida…!
Los cerros imponentes tienen tu olor,
Y el canto de un ave cualquiera que viaja aprisa
Me contará historias de caminantes del ayer,
Donde tus ojos negros esperarán los míos
Y mi boca nunca morirá de sed.
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, agosto 14/12
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