PESADILLA AUTOCRÍTICA
Fue una escena espantosa, más que un sueño: una pesadilla.
Me encontré, muy de pronto: ¡rodeado de mí mismo!
Enclaustrado en mi persona, que era un implacable juez,
de toga y birrete; rodeado de infinidad de "yos",
todos, de toga y birrete...
Jueces todos de mi persona; ¡jueces de mí mismo!
Molestos porque, yo era yo, molestos
por mi persona: ¡¡¡enjuiciadores!!!
Críticos más acervos, no había tenido yo;
mis "yos" jueces, mis "yos" de mi mismo,
entablando mis personas, enclaustrando mi ser
en una jaula de culpas y de faltas,
de fallas y de ausencias,
de crímenes inmensos contra mi persona
y contra mi seres más queridos...
Fuí saliendo de esa nebulosa de pesadilla,
enmedio de un sudor intenso.
Pero la sensación fue ingrata,
sensación incómoda,
muy incómoda.
¿Por qué ocurrió? No lo se,
a ciencia cierta. Pero, creo
adivinar que detrás de esos
sinsabores, están mis pobres
alcances. Mis metas no logradas;
mis ansias insatisfechas...
Eso creo. Pero me prometo:
¡portareme mejor!
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