Campo de Ourique
Jorge Valdés Díaz-Vélez
Lo que vemos no es lo que vemos,
sino lo que somos Fernando Pessoa
El último día de invierno
frente a la casa de Pessoa, un parpadeo de vencejos dibuja la caligrafía de sus presencias instantáneas. Se deslizan entre las líneas donde se apoya la fachada, rozan apenas el alero con sus trinos. Atravesamos la calle Coelho da Roca para observar la rajadura primaveral de otra Lisboa. Los ojos miran más adentro la claridad sin pausa. Veo el tornaviaje de los pájaros, los nombres del que estuvo aquí, el que me observa desde arriba tras el cristal de su mañana. |
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