"Susan Sontag habla de Serge, escritor":
Ella, la implacable y lúcida
abeja reina del red set neoyorkino,
(amiga de Michael Douglas y
de otras celebridades),
habiendo dicho ya
que le interesaban más
“los derrotados que
los vencedores”,
pudo encontrar quizás
en Víctor Serge
un modelo perfecto
del héroe derrotado.
abeja reina del red set neoyorkino,
(amiga de Michael Douglas y
de otras celebridades),
habiendo dicho ya
que le interesaban más
“los derrotados que
los vencedores”,
pudo encontrar quizás
en Víctor Serge
un modelo perfecto
del héroe derrotado.
En suma -escribió con su mirada
atenta y compasiva-,
“nunca hubo nada
de triunfal en su vida”,
su vida de eterno estudiante
menesteroso,
de insurrecto errante
y de militante en fuga,
salvo que exceptuemos, dijo,
“el triunfo de su inmenso talento
y de su terquedad de escritor…”
atenta y compasiva-,
“nunca hubo nada
de triunfal en su vida”,
su vida de eterno estudiante
menesteroso,
de insurrecto errante
y de militante en fuga,
salvo que exceptuemos, dijo,
“el triunfo de su inmenso talento
y de su terquedad de escritor…”
Sólo el triunfo de sus convicciones
firmes y su astucia,
de su genética incapacidad
para deambular en compañía
de los fieles,
de los crédulos cobardes y de los
meramente ilusionados;
el triunfo de lo que no se corrompe
así como de la valentía,
y con ello el de un sendero
solitario y distinto
al de los mentirosos
(al de los aduladores
y los arribistas);
el triunfo -a mediados de los años veinte-,
de haber tenido razón aunque ello
sirviera en su momento de muy poco,
sin olvidar el triunfo de habernos dejado
una herencia literaria y humana
de campos abiertos y altos vuelos,
de una integridad inmaculada…
firmes y su astucia,
de su genética incapacidad
para deambular en compañía
de los fieles,
de los crédulos cobardes y de los
meramente ilusionados;
el triunfo de lo que no se corrompe
así como de la valentía,
y con ello el de un sendero
solitario y distinto
al de los mentirosos
(al de los aduladores
y los arribistas);
el triunfo -a mediados de los años veinte-,
de haber tenido razón aunque ello
sirviera en su momento de muy poco,
sin olvidar el triunfo de habernos dejado
una herencia literaria y humana
de campos abiertos y altos vuelos,
de una integridad inmaculada…
No quiero ser malinterpretado:
el que Susan Sontag escribiera esto
en el estudio
de su espacioso departamento
(que compartía con Annie Leibovitz),
y daba al Central Park,
y desde el cual podían verse,
en las claras mañanas estivales,
quizá el hermoso lago,
más acá las nutridas
arboledas, no le quita
un gramo de valor a su compasivo y
apasionado testimonio…
el que Susan Sontag escribiera esto
en el estudio
de su espacioso departamento
(que compartía con Annie Leibovitz),
y daba al Central Park,
y desde el cual podían verse,
en las claras mañanas estivales,
quizá el hermoso lago,
más acá las nutridas
arboledas, no le quita
un gramo de valor a su compasivo y
apasionado testimonio…
A fin de cuentas (pienso),
la moral no era sólo
un árbol que da moras…
la moral no era sólo
un árbol que da moras…
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