domingo, 28 de septiembre de 2014

ARISTÓFANES: ACTUALIDAD DE LA SÁTIRA POLÍTICA, Fernando Nieto Mesa


Fernando Nieto Mesa
Por el volumen y calidad de su obra conservada, el representante más ilustre de la Comedia del Ática es Aristófanes. Los temas mejor representados en su obra son los políticos en su más amplio sentido. Sin pretensión de exhaustividad, indico algunos aspectos de la sátira política aristofánica de utilidad hoy día en nuestros regímenes democráticos modernos:
1. Los ideales del pacifismo, el antimilitarismo, el antiimperialismo y la concordia entre los pueblos.
2. La crítica de los problemas del funcionamiento de la democracia: sistema de elección de cargos públicos, problemas de representación de los distintos sectores de la ciudadanía, independencia del poder judicial, peligro de involución política antidemocrática, radicalización desestabilizadora de la democracia = demagogia, desencanto político y sus secuelas: desmoralización, abstencionismo y refugio en los ideales privados.
3. Crítica de la actuación de la clase política: acusaciones de ambición excesiva, corrupción, egoísmo, afán de lucro y medro personal, clientelismo, demagogia, utilización de ciertas instituciones como arma en la lucha política, acaparamiento de cargos públicos.
4. Problemas en el ejercicio práctico de la libertad de palabra en la crítica política.
5. Defensa, elogio e idealización de los valores democráticos.
6. Propuesta de regeneración y rearme moral de la democracia: papel de la educación y de los intelectuales en este terreno.
Expuesto brevemente, Aristófanes trata así estos temas:
1. Entre los temas políticos el más obsesivo para Aristófanes es la paz, porque casi toda su obra se desarrolla durante la Guerra del Peloponeso y porque sin la paz no pueden darse las condiciones para la vida libre, alegre y feliz, que la comedia preconiza. A este tema están dedicadas Los acarniensesLa paz y Lisístrata, y también, al parecer, Los babilonios. La Guerra del Peloponeso, iniciada cuatro años antes del comienzo de la carrera dramática de Aristófanes, era un tema insoslayable para el teatro ateniense contemporáneo, porque fue la más rabiosa actualidad de Atenas durante veintisiete años. La prolongación de la guerra se debe, según el poeta, a las ambiciones y manejos de los políticos de ambos bandos; en cambio, los pueblos de las ciudades beligerantes quieren normalizar sus relaciones comerciales interrumpidas por la guerra; los campesinos quieren volver a sus tierras esquílmadas; los soldados no quieren más campañas; las mujeres descubren que la guerra les concierne tanto o más que a los hombres y deciden unirse para acabarla y salvar a Grecia. En resumen, todo el mundo, menos algunas minorías egoístas, desea la paz. En estas obras los pacifistas son siempre los mismos: la gente que está al margen de las intrigas políticas. Los enemigos de la paz son también los mismos: los demagogos y sus secuaces los sicofantas o delatores profesionales, los aspirantes a cargos públicos, los fabricantes de armas, los jefes militares. En Lisístrata la heroína afirma que, para acabar la guerra, hay que limpiar la ciudad de los malos ciudadanos y de los que se afanan por los cargos.
2. El tema de la guerra lleva así al del mal funcionamiento de la democracia ateniense, que Aristófanes esboza en Los babilonios y Los acarnienses y desarrolla con más amplitud en Los caballerosLas avispasLas aves y, tras la guerra, en Las asambleístas y La riqueza. En estas obras Aristófanes critica el sistema de elección de cargos públicos, la manía pleitista de los atenienses y las mil trabas burocráticas que envenenan la vida de la ciudad, pero también la corrupción administrativa general, secuela del mal ejemplo de los demagogos, la sumisión a éstos de la Heliea, supremo órgano judicial, los problemas de representación de los distintos sectores de la ciudadanía en una democracia directa como la ateniense, en concreto, la escasa influencia del campesinado en las decisiones de la asamblea, la radicalización desestabilizadora de la democracia, e incluso satiriza los defectos del pueblo ateniense: egoísmo, codicia, volubilidad y excesiva credulidad en los malos políticos y en los tópicos de la propaganda demagógica, a saber, el presunto amor al pueblo, el igualitarismo democrático a ultranza, el supuesto peligro de involución política antidemocrática. Todo ello lleva, según Aristófanes, al desencanto político y sus secuelas: desmoralización, abstencionismo y refugio en los ideales privados.
3. Otro tema es el de la crítica de la actuación de la clase política expuesto principalmente en Los acarniensesLos caballeros y Las avispas: crítica feroz de los demagogos, sucesores de Pericles en la dirección del ala radical de la democracia ateniense. En Los caballeros se dice que el liderazgo popular no corresponde ya a hombres cultos ni honestos, sino a ignorantes y sinvergüenzas. Aristófanes, que es el primero en emplear los términos demagoguía y demagogós, opina que los demagogos carecen de preparación política y no se guían por el interés común, sino por su egoísmo y afán de lucro y medro personal, practican el clientelismo y utilizan las instituciones, por ejemplo, el ostracismo, como arma en la lucha política. En resumen, caracteriza a los políticos como gente poco recomendable y sospechosa de ambiciones turbias, sin que se vea una evolución en este juicio peyorativo que reproduce seguramente el sentir del hombre medio, ajeno a los entresijos de la política, pero que espera de ella el logro de su bienestar.
4. Otro tema de actualidad permanente tratado por Aristófanes es el de las dificultades en el ejercicio práctico del derecho de libertad de palabra, la parresía, uno de los pilares de la democracia ateniense. Los poetas cómicos, como los humoristas y comentaristas políticos contemporáneos, corrían el peligro de verse denunciados si su sátira se extralimitaba. La sátira política no fue una invención de Aristófanes; sus predecesores habían hecho ya uso y abuso de ella, hasta el punto de que se intentó limitar desde el poder, con escaso éxito, la libertad de palabra de la comedia.
5 y 6. Pero no todo era negativo en la democracia ateniense, como tampoco en las modernas. Finalmente podemos señalar como temas de actualidad, ya presentes en Aristófanes, la defensa de los valores democráticos y la idealización de la democracia en Los caballeros y Las aves. La postura democrática de la comedia del Ática antigua no ofrece dudas. Aristófanes no critica las instituciones democráticas, sino los abusos y desviaciones de poder que se cometen en su nombre. Sólo rechaza el sistema de sorteo de cargos por ineficaz y su remuneración por razones morales. Coincide con Sócrates en considerar la política como una actividad desinteresada que requiere cierta competencia y piensa, como Tucídides, que la responsabilidad de una mala política recae no sólo sobre los profesionales, sino también sobre el pueblo cuando se comporta insensatamente. La crítica política en Aristófanes, bastante justa en general, es intencionadamente exagerada y simplista por su propósito a la vez serio y burlesco. Sus soluciones, como corresponde a la comedia son utópicas: hay que expulsar del gobierno a los demagogos que corrompen y desmoralizan al pueblo y devolverle su vitalidad y esplendor antiguos, simbolizados paradigmáticamente en los buenos tiempos de la victoria de Maratón.
Entre los poetas cómicos atenienses fue Aristófanes quien tuvo una idea más clara de su función didáctica, rasgo tradicional de la poesía griega, pero difícil de aceptar en un género intrascendente, al parecer, como la comedia. Aristófanes defendió ante sus contemporáneos su derecho a hablar de justicia, es decir, de política, en serio, si bien de forma satírica, y tiene que defenderse de ciertos críticos contemporáneos que le niegan una ideología política o, por el contrario, lo toman demasiado en serio. Aristófanes cree en el papel de la educación como instrumento político y reclama su derecho al magisterio político de sus conciudadanos junto a los intelectuales de su época, los poetas trágicos, los historiadores, los filósofos.
Todas las virtudes y todos los problemas de la democracia se vivieron ya en la Atenas del siglo V, modelo de las democracias posteriores, y fueron reflejados humorística e irónicamente, pero con un fondo serio, por un poeta cómico como Aristófanes, cuya obra desempeñó en aquella sociedad un papel semejante al que en la nuestra realizan los medios de comunicación, los politólogos y los intelectuales en general, sin olvidar a los políticos regeneracionistas.

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