Huellas de La Jornada
José Cueli
Dolor que cabalga en las espaldas la muerte que acecha a los mexicanos.
Teatro fotográfico en Las Rejas de Chapultepec que congregan cotidianamente a
miles de mexicanos. Teatro escritura interna ideológica del periódico que el
día de hoy celebra su 30 aniversario. Teatro sueño en que la palabra en la
parte inferior de las fotos sólo interviene en este caso como un elemento entre
otros. Los pensamientos se transforman en imágenes visuales como si todo la
exposición teatral estuviese dominada por única preocupación; la aptitud para
la puesta en escena al estilo del teatro de Antonin Artaud.
Cuando Freud habla del sueño evoca la
escultura, y la pintura, a lo que agregaría, y en parte la fotografía. Máxime
si se presenta serialmente por el paso de los años hasta convertirse en palabra
que no es más que un elemento, lugar concéntrico, espacio que se abre, espacio
de representación (la idea de Jacques Derrida el filosofo francés llevada al
teatro por Artaud).
Bajo la palabra lenguaje (Freud y
Derrida) no debe entenderse sólo la expresión del pensamiento en palabras, sino
también el lenguaje gestual o cualquier otro tipo de expresión de la actividad
síquica como es la escritura fotográfica. La interpretación de una fotografía
es de parte análoga al desciframiento de escritura figurativa de la antigüedad,
tipo los jeroglíficos egipcios o las pinturas rupestres de las culturas
prehispánicas (por ejemplo, las de Malinalco).
En la línea de Artaud, las fotografías
de La Jornada van de lo cómico político a lo trágico. Teatro
de ensueño, cruel. No crueldad inconsciente sino de la conciencia. No hay
crueldad sin conciencia. En términos de la palabra La Jornada, una
huella única de nuestros grandes y dramáticos momentos como país. En suma,
historia para mirar y mirada para la historia. En concordancia con el
pensamiento de Paul Ricoeur (Memoria, historia y olvido, FCE).
Fotografía con elocuencia propia y
valor representativo. Escenografía que se resume en la palabra quietud; que no
es inercia ni reposo ni sosiego sino marasmo. Culturas indígenas enterradas en
busca de salida. Nueva filosofía que da lugar a la escritura interna abre paso
en las fotografías que se presentan: San Juanico; motociclista muerto bajo la
seguridad como lema; temblor que devastó a la ciudad; mineros desnudos de Real
del Monte; miserias del campo y la ciudad expresadas en el semblante de una
niña; los asaltabancos; El Chapo; las revueltas de Chiapas y Marcos y
la de Chimalhuacan; agua, aguas, y las fotos divertidas de nuestros políticos
en situaciones indiscretas. Contrastes de humor cafelechero en el México
disociado en que vivimos.
Espléndida labor de esta nueva
escritura de los fotógrafos del periódico que abren otra lectura de la vida
mexicana. En una de las fotos nuestra directora Carmen Lira (en compañía del
gran Gabriel García Márquez), quien ha tenido el talento de mantener la línea
fundadora de Carlos Payán y el grupo de periodistas cuyas huellas han quedado
en el diario.
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