Décimas para recordar a
Xavier Villaurrutia
Xavier Villaurrutia
Hugo Gutiérrez Vega
Para Ricardo Yáñez
1
Siempre estás ante la puerta
como invisible presencia, pues hay en tu misma esencia una certidumbre incierta. Ya la encontrarás abierta cuando la vida lo ordene sin que mi deseo refrene tu voluntad destructora. Tu llegada aterradora será como un viento leve.
2
Que vendrá después la nada
por la razón lo sabemos, sin embargo no entendemos esta suerte desolada. Nuestra vida enmarañada sale agitando las manos y los esfuerzos humanos abandonan su esperanza, pues es la desesperanza la certeza que encontramos.
3
Una hermosa indiferencia
nos espera en el futuro, un viento lejano y puro borrará nuestra conciencia. De nuestra pobre presencia sólo quedará un destello, el aire apagado y bello de las noches que cantamos, los amores que buscamos, nuestro canoso cabello.
4
Será un descanso la nada,
un remanso en el vacío. No habrá ni dolor ni frío, sólo obscuridad callada. Nuestra vida enamorada será o no será una historia conservada en la memoria de las personas que amamos. Al silencio nos marchamos. Esa será nuestra gloria.
5
Hemos intentado todo
para vencer al vacío, pero el tesonero brío siempre sucumbe en el lodo. Contemplamos el recodo donde la vida termina y la muerte que camina a nuestro encuentro seguro, nos dice que ya maduro está el árbol que se inclina.
6
Sólo algunos sinsabores
enturbiarán el momento: el herido pensamiento, la ebriedad de los dolores. Callarán nuestros amores y se borrará ese día. En nuestra mano vacía se recostará la nada. Al rendir esta jornada triunfará la simetría. |
7
No necesitamos nada.
Inventa nuestro deseo un constante devaneo, la felicidad buscada. La realidad ensoñada no es posible en el momento, por eso se lleva el viento al batallar sin sentido. La vida es un barco hundido en el mar del pensamiento.
8
Sabemos que los amores
y las noches delirantes, las alegrías, los instantes en que se abren las flores; los gozos, los sinsabores que entenebrecen los días, el dolor de manos frías y los cuerpos encontrados, son pasajeros cuidados, actos que al viento confías.
9
Mas lo único que tenemos
son estos bellos momentos, los besos, los pensamientos y lo poco que sabemos. Basta, al fin, que nos amemos para decir que en la vida no hay esperanza perdida. Se borrará la memoria, pero en la pequeña historia será una página herida.
10
Tal vez la nada no sea
más que otra cara de Dios, un viento que va veloz sin que la vista lo vea. La perplejidad que crea esta vida que vivimos y esta duda que sentimos son nuestra herencia más dura: saber que nada perdura, que en la muerte no hay caminos. |
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