sábado, 24 de noviembre de 2012

OTRA VISITACIÓN, Javier España


OTRA VISITACIÓN
Dime, hermano invisible, el nombre del camino en que extravías tu rastro
Guillermo Fernández

En  algún camino,
hermano Guillermo,
tendré que encontrarte.
Pero no será en el abismo de la nada
sino a orillas del Nevado,
dictando al viento el nombre de una flor.
Te vi pocas veces, es cierto, ¿tres, cuatro?
 ¿Deben ser más las visitaciones
para fundar la fraternidad, tu dádiva franciscana?
Otros amigos me hablaron de ti desde un principio,
me previnieron de tu ternura terca por las cosas humanas.
Alguna vez, ¿fue la última?,  te vi subir por una escalera frágil
para colocar una bombilla humilde, apenas rubia,
que iluminó un pasillo de versos y de sectarios de la sed poética.
Allí, en ese estricto taller de palabras, fue italiana la noche toluqueña,
pero yo sólo era un visitante y nada hablé de albas y nocturnidades.
Nadie esa tarde oscura y fría, estoy seguro, preguntó mi nombre.
Y nada importó porque tú hablaste por todos, en todos los idiomas,
 tú, amigo Guillermo,
como el  poeta sabio que subía escaleras y encendía  todas las palabras.
JAVIER ESPAÑA

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