OTRA
VISITACIÓN
Dime, hermano invisible, el nombre del
camino en que extravías tu rastro
Guillermo Fernández
En algún camino,
hermano Guillermo,
tendré que encontrarte.
Pero no será en el abismo de la nada
sino a orillas del Nevado,
dictando al viento el nombre de una
flor.
Te vi pocas veces, es cierto, ¿tres,
cuatro?
¿Deben ser más las visitaciones
para fundar la fraternidad, tu dádiva
franciscana?
Otros amigos me hablaron de ti desde un
principio,
me previnieron de tu ternura terca por
las cosas humanas.
Alguna vez, ¿fue la última?, te vi subir por una escalera frágil
para colocar una bombilla humilde,
apenas rubia,
que iluminó un pasillo de versos y de
sectarios de la sed poética.
Allí, en ese estricto taller de
palabras, fue italiana la noche toluqueña,
pero yo sólo era un visitante y nada
hablé de albas y nocturnidades.
Nadie esa tarde oscura y fría, estoy
seguro, preguntó mi nombre.
Y nada importó porque tú hablaste por
todos, en todos los idiomas,
tú,
amigo Guillermo,
como el poeta sabio que subía escaleras y encendía todas las palabras.
JAVIER ESPAÑA
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