Tarde o temprano ellos habrán de morir.
Algún día, antes o después, ellos habrán muerto.
¿Por qué no enviarles a la batalla?”
Eso fue lo que se dijo el comandante
protegido tras el muro de sus uniformes.
"Huérfanos y viudas, como árboles secos
sin más lluvia que las lágrimas que caen
en el costado de su corazón",
dijo el poeta.
"Nosotros no tenemos tiempo para atender a la muerte,
estamos ocupados, tenemos algo que hacer:
hemos de sembrar la tierra, cubrirla de algodón,
excavar la tierra, construir en la tierra
hogares para el árbol y no para las muertos.
Tenemos algo que hacer: vivir.
No nos cabe el tiempo
de recibir a la muerte.
Estamos ocupados".
Eso fue lo que dijeron las gentes.
"Inevitablemente morirán, tarde o temprano".
Eso fue lo que canto el poeta ante el muro silencio.
Algún día, antes o después, ellos habrán muerto.
¿Por qué no enviarles a la batalla?”
Eso fue lo que se dijo el comandante
protegido tras el muro de sus uniformes.
"Huérfanos y viudas, como árboles secos
sin más lluvia que las lágrimas que caen
en el costado de su corazón",
dijo el poeta.
"Nosotros no tenemos tiempo para atender a la muerte,
estamos ocupados, tenemos algo que hacer:
hemos de sembrar la tierra, cubrirla de algodón,
excavar la tierra, construir en la tierra
hogares para el árbol y no para las muertos.
Tenemos algo que hacer: vivir.
No nos cabe el tiempo
de recibir a la muerte.
Estamos ocupados".
Eso fue lo que dijeron las gentes.
"Inevitablemente morirán, tarde o temprano".
Eso fue lo que canto el poeta ante el muro silencio.
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