lunes, 12 de noviembre de 2012

TRES POEMAS, Luis Vicente de Aguinaga


Tres poemas de Luis Vicente de Aguinaga

24
OCT
Tres poemas de Luis Vicente de Aguinaga

DE REOJO


Alguien, alguna vez,
te ha visto de reojo.
Alguien, hace un min­uto, ahora mismo,
te olió, te oyó acercarte,
advir­tió en tu silueta
que una promesa se cumplía,
dio nom­bre con tu cuerpo
a otro cuerpo que sólo imaginaba
y renun­ció a mirarte por más tiempo:
renun­ció a ti, se aban­donó a sí mismo,
miró sen­cil­la­mente hacia otra parte.
Alguien, sin que lo hayas notado.
Alguien, un solo par de ojos,
en un solo momento
de su vida y la tuya,
de la tuya y la mía.
Dedos que no van a rozarte.
Labios que no dirán tu nombre.


EL ZIGURAT DE UR


Ape­nas un cuad­rante de ceniza
dibu­jado en la noche, por énfa­sis lunar,
aunque trazarlo de mañana
hubiera dado
resul­ta­dos más espectaculares.

Cuarenta y cinco siglos
—tres cuar­tos de una hora desmedida—
lo tienen sordo, pero ya lo era,
lo tienen ciego, pero ya era ciego,
lo tienen qui­eto, inmóvil, vulnerable,
pero ya estaba roto
y nunca pensó en irse, como se fueron todos,
del mayor de los hom­bres al menor de los dioses.

No es otra cosa que cimientos:
los de una casa de ladrillo
que pudo ser un tem­plo, la torre de Babel
o el vér­tice de toda geometría.
Y es un mon­tón de piedras en un llano,
y ni siquiera piedras: polvo,
y ni siquiera polvo: cua­tro ángulos
cal­cu­la­dos a oscuras en la tierra.


FRENTE A LA LUZ


Ha son­ado la hora en que no sirve
pre­gun­tarte quién eres.
Tú misma no lo sabes
ni recuer­das en dónde o en qué siglo
te llamé por el nom­bre que ya no recordamos.

En el secreto de las ingles
y tras el ángulo del codo
pare­ces ocul­tar, y ocul­tarte a ti misma,
una ver­dad que presentimos,
un res­p­lan­dor lunar de incer­tidum­bre y sílice,
un sol que ni tú sola ni yo solo
podemos ver de frente.
Hasta esa luz via­jamos por la sombra
y en ella ter­mi­namos descubriéndonos.

De nada sirve preguntarte
quién serás o quién eres o quién fuiste
ante mí, antes de mí o después de todo.
No importa que lo sepa, si lo sé.
Si no lo sé, no importa que lo ignore.
Texto pub­li­cado en la edi­ción 151 de Crítica

Escrito por Luis Vicente de Aguinaga

Ha pub­li­cado cinco libros de crítica y ensayo lit­er­ario y diez de poe­mas: Frac­tura expuesta (poe­mas), 2008; Trece (poe­mas), 2007; Otro can­tar. Invitación a la crítica lit­er­aria (ensayo), 2006; Sig­nos vitales. Verso, prosa y cas­carita (ensayo), 2005; La migración inte­rior. Abecedario de Juan Goyti­solo (crítica lit­er­aria), 2005; Lám­para de mano. Sobre poe­mas y poetas (crítica lit­er­aria), 2004; Reducido a polvo (poe­mas), 2004; Por una vez con­tra el otoño (poe­mas), 2004; Cien tus ojos (poe­mas), 2003; Rumor de la ciu­dad al hundirse. Lec­tura de ‘Paisajes después de la batalla’ de Juan Goyti­solo (crítica lit­er­aria), 2003; La cer­canía (poe­mas), 2000; El agua cir­cu­lar, el fuego (poema), 1995; Piedras hun­di­das en la piedra (poe­mas), 1992; Nom­bre (poe­mas), 1990; Noc­tam­bu­lario (poe­mas), 1989.
Su blog: http://aguinaga.blogspot.com

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