BÙSCAME
Te espero en mis noches de agónica soledad
Cuando arropada de oscuridades me desnude
Quietud, paz, calma que se mitiga entre los dedos
Y una sombra oscura sucumbe desde cualquier rincón
Como un amante de mentiras creador, inventor, artesano.
Toma éste traje y conviértelo en tu piel de invierno
Sacude esa tristeza que desde lejos advierto
Falsa sociedad donde anida la mentira
Y se arropan de luceros dorados las faldas viejas.
¡Basta ya! De cortesanas se viste el universo
Las calladas ocupan ese lugar donde la oración mitiga
Toda la ansiedad de celos que mueren en las tardes,
Bajo sedas negras de una tumba fría.
Quiero ser el vendaval sobre tu piel abandonada
Construiremos entre los dos una historia nueva;
Has dejado despoblado el campo sin tus ojos
Los jazmines en flor por tus manos esperan,
Las cascadas quedaron anhelantes de que las desvistieras
Con un sueño en blanco te esperaba
Pero fue otra quien se robó todos mis anhelos.
Deja ya de mentir que tus ojos me hablan
Mi brillo en ti y tú en mí…
Como dos luceros en la noche callada
Entregados donde el amor se hurta
Y la vida de los amantes se convierte en pecado
Castigado y marcado por designio de los hombres.
Vamos a darnos un tiempo los dos…
Marchas tras tus sueños y buscaré los míos
Quedaron atados a una mentira de hace muchos años
Pero buscaré en una página donde nadie haya escrito
Ese poema que te arrodille sobre mi pecho
Y te haga musitar un perdón sobre mis labios.
Raquel Rueda Bohòrquez
Barranquilla, diciembre 4/12
Toma éste traje y conviértelo en tu piel de invierno
Sacude esa tristeza que desde lejos advierto
Falsa sociedad donde anida la mentira
Y se arropan de luceros dorados las faldas viejas.
¡Basta ya! De cortesanas se viste el universo
Las calladas ocupan ese lugar donde la oración mitiga
Toda la ansiedad de celos que mueren en las tardes,
Bajo sedas negras de una tumba fría.
Quiero ser el vendaval sobre tu piel abandonada
Construiremos entre los dos una historia nueva;
Has dejado despoblado el campo sin tus ojos
Los jazmines en flor por tus manos esperan,
Las cascadas quedaron anhelantes de que las desvistieras
Con un sueño en blanco te esperaba
Pero fue otra quien se robó todos mis anhelos.
Deja ya de mentir que tus ojos me hablan
Mi brillo en ti y tú en mí…
Como dos luceros en la noche callada
Entregados donde el amor se hurta
Y la vida de los amantes se convierte en pecado
Castigado y marcado por designio de los hombres.
Vamos a darnos un tiempo los dos…
Marchas tras tus sueños y buscaré los míos
Quedaron atados a una mentira de hace muchos años
Pero buscaré en una página donde nadie haya escrito
Ese poema que te arrodille sobre mi pecho
Y te haga musitar un perdón sobre mis labios.
Raquel Rueda Bohòrquez
Barranquilla, diciembre 4/12
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