PACÍFICA
En la penumbra del amanecer
te imploro;
te añoro con la complacencia de mis ansias,
con el dolor de no tenerte aquí;
y quiero doblegarme a mis impulsos
y te recuerdo plena,
con luz entorno tuyo
rodeada de pájaros y mariposas.
Creo en lo que veo,
considero lo que me da muestras
de existencia
y tiemblo.
Quiero tener a puño
en la garganta
la sensación de paz
si logro amarte;
estacionado estoy
en tus garras
y no deseo volar
ni predicar maldades
sólo tenerte a puños
en mis ojos.
Mujer,
mujer divina,
ven a mí:
dame paz,
desventurada;
dame la paz que no logras
para ti.
Bendíceme con tus ojos.
Ámame con tus manos dulces,
entretenme con tu cuerpo:
quiero amarte por siempre,
enamorada del amor;
loca de celos por la paz
de este mundo
y de los sepulcros
venideros.
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