La ventana y la helada
Dejé la ventana abierta y me congelé toda la noche. No parecía que caería una helada. El día fue tan cálido que podías pensar que de nuevo llegaría el verano...
Ahora veo la destrucción: Me rompió el espejo, mi jarrón más caro, el cuadro con el paisaje primaveral. Todo lo que más preciado tenía...
Tal vez es mejor así. Puede uno vivir sin todo eso. Al menos debe aprender. De cualquier manera las cosas, con el tiempo, serán menos.
Véase La Jornada Semanal, núm. 762, 11/XI/2009
Versiones de Francisco Torres Córdova
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