jueves, 13 de diciembre de 2012

LOS MICIFUCES, Celeste Ramírez


Los micifuces

Escrito por  el 12 diciembre 2012 a las 8:31 pm en Entretenimiento

por Celeste Ramírez
Borges y Beppo.
Los gatos han sido compañeros insustituibles de muchos de los escritores, poetas, pintores y demás. Quién no recuerda los gatos de Truman Capote, defendidos a capa y espada por el escritor, protegiéndolos de su otra mascota: un bulldog.
Los felinos dieron soporte a la vida emocional de autores como Jorge Luis Borges, inseparable de Beppo, bautizado en honor de un personaje de Lord Byron. Julio Cortázar expone la presencia felina en su quehacer literario como en la novela Rayuela. Mark Twain, Jean-Paul Sartre, Hermann Hesse, Ernest Hemingway y Charles Bukowski fueron amantes y observadores de los misteriosos parias sin ley; de esas deidades peludas en callejones y tejados.
Grandes escritores mexicanos como Sergio Pitol, Elena Poniatowska,  Emilio Carballido. También el colombiano Fernando Vallejo muestra predilección gatuna. Pintores como José Luis Cuevas. Y periodistas como Jenaro Villamil, quien tiene a Tomasa y Anastacia.
Los gatos acompañaron durante años a escritores como Elena Garro, así como a Carlos Monsiváis, quien llamó a cada uno de sus gatos con un paralelismo de tinte social: “Pio Nonoalco, Carmelita Romero, Evasiva, Nana Nina Ricci , Posmoderna, Fetiche de peluche, Fray Gatolomé de las bardas, Monja desmatecada , Mito genial, Ansia de militancia, Miau Tse Tung, Miss oginia, Miss antropía , Caso omiso, Zulema Maraima, Voto de castidad, Catzinger, Peligro para México”, como recuerda el escritor José Emilio Pacheco, en un texto de despedida para Monsivaís.
Han sido inmortalizados desde los egipcios cuya adoración fue deífica y hasta en las artes plásticas de diversas corrientes de expresión con representantes que van desde Jan Van Eyck, Leonardo Da Vinci, Pierre Auguste Renoir, Goya, Chagall, Klee y Picasso, hasta el famoso gato sicodélico de Andy Warhol.
Cantantes como Joaquín Sabina, no sólo compone versos a los gatos: “Antes de que me quieras como se quiere a un gato me largo con cualquiera que se parezca a ti”, además los dibuja con frecuente devoción.
En Inquietas compañías (2004), Carlos Fuentes escribió el relato fantástico “La gata de mi madre”, Estrellita, una gata de angora: “Blanca, felpuda, con una cabecita redonda y un cuerpo corto. Corto el rabo, cortas las patas, un auténtico monstruito”, que deparará una terrorífica sorpresa a doña Emérita Lizardi y su hija Leticia, en su casona del barrio de Tepeyac en la Ciudad de México.
El chileno Pablo Neruda escribió “Oda a los gatos”, un poema que retrata fielmente la personalidad de los felinos:  Oh pequeño/ emperador sin orbe,/ conquistador sin patria,/ mínimo tigre de salón, nupcial/ sultán del cielo/ de las tejas eróticas,/ el viento del amor/ en la intemperie/ reclamas/ cuando pasas/ y posas/ cuatro pies delicados/ en el suelo,/ oliendo,/ desconfiando/ de todo lo terrestre,/ porque todo/ es inmundo/ para el inmaculado pie del gato.
Y yo sigo leyendo sobre los gatos, apoltronada en un sillón junto a mi perro.

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