Carmen BerenguerPoeta chilena
Parece haber encontrado la fuente de la eterna juventud cerca de Plaza Italia donde reside. Esta destacada poeta se mantiene radiante e incólume pese al paso de los años y una que otra enfermedad que la ha aquejado. Los dardos del demonio no han logrado dar en el blanco. "Aquí estoy. En cuerpo y alma" parece decir en su hogar.
Nuestra entrevistada es indestructible. Las desatadas ganas de vivir -que rigen su obra- siguen intactas desde 1946. Una mujer con la sonrisa colgada de un cuerpo menudo y un espíritu que enaltece estas telúricas letras nacionales.
Desde que publicó "Bobby Sands desfallece en el muro", allá por 1983, su trabajo ha sido relevante tanto en medios nacionales como extranjeros. No era para menos: el talento emana a borbotones desde sus versos. Ganadora del premio Iberoamericano de poesia Pablo Neruda, Carmen tiene una simpatía a flor de piel pero también un fuerte carácter que no se esconde ni disfraza.
Prolífica, nos cuenta que está escribiendo tres proyectos que pronto verán la luz. Eso, sumado a su labor como presidenta de la Sociedad de escritores de Chile donde ha desarrollado una abnegada labor para restaurar derechos a quienes se han visto en los últimos años bastante desamparados: novelistas y poetas, estableciendo claramente que es defensora a ultranza de los artesanos de la palabra.
Casada con el científico Carlos Jerez vivió dos periodos -1969 y 1979- en Estados Unidos. Durante 1986 pública Huellas de siglo y en 1988 A media Asta. Luego, en 1990 lanza dos poemarios: Sayal de pieles y Naciste pintada, recopilación de cartas de presidiarios y sucesos prostibularios. Sus poemas han sido antologados y traducidos a muchos idiomas. Con justicia, en 1997, obtiene la beca Guggenheim. Maravillas pulgares es editada en el 2003 y su obra Mama Marx -un título muy sugestivo- aparece publicada por Lom en el 2009.
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