domingo, 26 de mayo de 2013

CÓDICES DE YANHUITLÁN RECUPERADOS

La recuperación se hizo por iniciativa de Francisco Toledo, con fondos de la FAHHO y el Ciesas
Vuelven hojas perdidas del Códice de Yanhuitlán al acervo nacional
La compra de los documentos tardó seis años, relataron María Isabel Grañén Porrúa y el investigador Sebastián van Doesburg en la presentación
Permanecieron desconocidos desde la época colonial
Ahora sigue la restauración, con la intención de que permanezcan en Oaxaca
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El viernes pasado se efectuó la presentación de las tres hojas recuperadas del Códice de Yanhuitlán en la capilla del Centro Académico y Cultural San Pablo, en Oaxaca, con la presencia de María Isabel Grañén y Francisco Toledo, en la imagenFoto Jorge A. Pérez Alfonso
Jorge A. Pérez Alfonso
Corresponsal
Periódico La Jornada
Domingo 26 de mayo de 2013, p. 2
Oaxaca, 25 de mayo.
Luego de seis años de negociaciones y por iniciativa del pintor Francisco Toledo, Oaxaca y el país recuperaron parte de su acervo histórico al adquirir tres hojas del Códice de Yanhuitlán, las cuales fueron presentadas en la capilla del Centro Académico y Cultural San Pablo, en esta ciudad.
La compra de las hojas se realizó con apoyo de María Isabel Grañén Porrúa, presidenta de la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca (FAHHO) y los investigador Sebastián van Doesburg, Manuel Álvaro Hermann Lejarazu, del Centro de Investigación y Estudios Superiores en Antropología Social (Ciesas) y tres benefactores más.
La presentación, que se efectuó el viernes por la tarde, estuvo a cargo de Grañén Porrúa, quien explicó que en alguna ocasión una persona se acercó a ella cuando estaba en una de su librería para venderle unos documentos antiguos. Ella hizo caso omiso, pues dijo detestar a quienes trafican con documentos históricos. La insistencia del hombre llamó su atención y solicitó al investigador Sebastián van Doesburg que se encargara de la revisión de los documentos.
Van Doesburg refirió que acompañado por otro investigador visitó a la familia que desde varias generaciones había tenido en su poder esta documentación, tras lo cual pudieron constatar que eran “tres hojas del Códice de Yanhuitlán”. Recordó que fue muy curioso, ya que al ver las hojas, inmediatamente se dieron cuenta de lo que era; sin embargo, tuvieron que contener la alegría e incluso disimular su euforia, ya que al demostrarla el vendedor podría elevar su costo a una cifra estratosférica.
María Isabel Grañén recordó que el vendedor –quien permanece en el anonimato– les dijo que el costo sería alto, que la suma que le pudieran ofrecer no sería nada, comparado con lo que la Universidad de Massachusetts pagaría, a lo que contestó: Ese documento ya no puede salir del país, porque el INAH (Instituto Nacional de Antropología e Historia) ya tiene conocimiento de su existencia y es un documento histórico que pertenece a México.
El costo –que no fue mencionado– fue alto, dijo, pero no tanto como el valor histórico que tienen las tres hojas. Incluso, confesó que por un momento dudó de su compra, y que lo platicó con el pintor juchiteco, quien le dijo: Si ustedes no lo compran, ¡lo compro yo! Lo pensé y lo compramos juntos. Somos siete personas las que aportamos dinero para su adquisición.
Manuel Álvaro Hermann Lejarazu del Centro de Investigación y Estudios Superiores en Antropología Social indicó que este documento había permanecido como desconocido por 300 o 400 años, desde la época colonial hasta la presente. Recalcó que forma parte delCódice de Yanhuitlán, que se fue separando y actualmente lo tenemos repartido en tres fragmentos, en tres diferentes acervos: una parte se encuentra en la biblioteca de José María Lafragua, en Puebla; cuatro hojas están en el Archivo General de la Nación, y tres más en Oaxaca.
Las condiciones en las que se encuentra el documento “son buenas, en general, debido a que están hechos en papel algodón, que se empleaba en el siglo XVI para escribir.
Se encuentra bien, en buen estado, las pinturas, los dibujos de todo el códice, se pueden leer, se pueden consultar.
Recordó que este documento fue elaborado entre los años de 1550 - 1570. Informó que en este documento se puede ver cómo fue documentada la introducción de diversos artículos traídos por los españoles, principalmente en la región de la mixteca, en Oaxaca: La introducción de la seda, del trigo. Fueron elementos muy bien aceptados en la mixteca, convirtiéndose en un centro de primer orden de importancia a nivel mundial, porque la seda que se cultivaba en la mixteca era enviada incluso a Oriente.
María Isabel Grañén Porrúa informó que el destino de los documentos aún es desconocido. El primer paso será iniciar un proceso de restauración en la biblioteca Fray Francisco de Burgoa, en el Centro Cultural Santo Domingo. Después se definirá su destino, aunque adelantó que la idea es que permanezca en Oaxaca.

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