sábado, 11 de mayo de 2013


Procedencia


Esta noche provengo de eucalipto
de sus manos como mariposas
que sobrevuelan la arbitrariedad del poro
en el sudor que emana del lugar
donde me excito

Provengo de lo que escampa
a cada vuelta que dan los cuerpos
y nos hacen girar girar girar mil veces
uno sobre de otro
otro a lado del uno
uno en lugar del otro
montado en la llanura
abierta a la intemperie

Provengo del fusil que apunta la membrana
en lo mullido del sofá y de la alfombra
cuando se alza al beso
y los labios fruncen la hendidura
que existe entre los vellos

Provengo de mí
provengo de las manos
aprietan aprietan el dedal 
y al asesino
cuando caen los versos
tras el alba
y nos encuentra fallidos

acomodando enigmas
en la almohada

con las manos hurgándonos
entre la sábana
como una sombra
que transita el invierno
donde aparca el hielo
su templanza
en la fogata

Marina Centeno

Procedencia

Esta noche provengo de eucalipto
de sus manos como mariposas
que sobrevuelan la arbitrariedad del poro
en el sudor que emana del lugar
donde me excito

Provengo de lo que escampa
a cada vuelta que dan los cuerpos
y nos hacen girar girar girar mil veces
uno sobre de otro
otro a lado del uno
uno en lugar del otro
montado en la llanura 
abierta a la intemperie

Provengo del fusil que apunta la membrana
en lo mullido del sofá y de la alfombra
cuando se alza al beso
y los labios fruncen la hendidura
que existe entre los vellos

Provengo de las manos
que aprietan el dedal 
y al asesino
cuando caen los versos
tras el alba
y nos encuentra fallidos

acomodando enigmas
en la almohada

con las manos hurgándonos
entre la sábana

Provengo de mí 
como una sombra
que transita el invierno
donde aparca el hielo
su templanza 
en la fogata


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