SAZÓN Ya está todo en sazón. Me siento hecha, me conozco mujer y clavo al suelo profunda la raíz, y tiendo en vuelo la rama, cierta en ti, de su cosecha. ¡Cómo crece la rama y qué derecha! Todo es hoy en mi tronco un solo anhelo de vivir y vivir: tender al cielo, erguida en vertical, como la flecha que se lanza a la nube. Tan erguida que tu voz se ha aprendido la destreza de abrirla sonriente y florecida. Me remueve tu voz. Por ella siento que la rama combada se endereza y el fruto de mi voz se crece al viento. De Cuatro sonetos (1955) y Arte y parte (1961)
EPITAFIO PARA UNA MUCHACHA
Porque te fue negado el tiempo de la dicha tu corazón descansa tan ajeno a las rosas. Tu sangre y carne fueron tu vestido más rico y la tierra no supo lo firme de tu paso. Aquí empieza tu siembra y acaba juntamente -tal se entierra a un vencido al final del combate-, donde el agua en noviembre calará tu ternura y el ladrido de un perro tenga voz de presagio. Quieta tu vida toda al tacto de la muerte, que a las semillas puede y cercena los brotes, te quedaste en capullo sin abrir, y ya nunca sabrás el estallido floral de primavera. De Arte y parte (1961) y Cañada de los Ingleses (1961)
MAR
Bajo mi cama estáis, conchas, algas, arenas: comienza vuestro frío donde acaban mis sábanas. Rozaría una jábega con descolgar los brazos y su red tendería del palo de mesana de este lecho flotante entre ataúd y tina. Cuando cierro los ojos se me cubren de escamas. Cuando cierro los ojos, el viento del Estrecho pone olor de Guinea en la ropa mojada, pone sal en un cesto de flores y racimos de uvas verdes y negras encima de mi almohada, pone henchido el insomnio, y en un larguero entonces me siento con mi sueño a ver pasar el agua. De Marta & María (1966) |
martes, 6 de mayo de 2014
TRES POEMAS DE MARÍA VICTORIA ATENCIA
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