Soneto
Ricardo Yáñez
Para mi maestro
Del granado hablaré, de ese granadoErnesto Flores que reventó el cemento ya talado y tapiado, y creció, volvió a crecer. No una vez, no sé cuántas. Mas saber las cuántas veces, dime, ¿a quién le importa, cuando una suficientemente exhorta a la resurrección recordar, pues en la mano del Niño su fruto es símbolo de milagro y profecía? Debo de confesarlo: no sabía. Queridísimo Alfredo R. Placencia, ¿ése era tu granado, ésa tu ciencia? Dígalo el Niño y que mi pecho calle.Milagro: no es más lágrimas el Valle. |
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