martes, 21 de octubre de 2014

ALEGORÍA, Charles Baudelaire

    Alegoría

      Esta es una mujer de rotunda cadera
      Que permite en el vino mojar su cabellera.
      Las garras del amor, las mismas del granito.
      Se ríe de la muerte y la depravación,
      Y, a pesar de su fuerte poder de destrucción,
      Las dos han respetado hasta ahora, en verdad,
      De su cuerpo alto y firme la altiva majestad.
      Anda como una diosa y tiende sultana,
      Siente por el placer fe mahometana.
      Y cuando abre los brazos, sus pechos soberanos
      Demanda la mirada de todos los humanos.
      Ella sabe, ella sabe, ¡oh doncella infecunda!,
      Necesaria, no obstante a la caterva inmunda,
      Que la beldad del cuerpo es un sublime don
      Que de cualquier infamia asegura el perdón.
      Ella ignora el infierno y purgatorio ignora,
      Y mirará por eso, cuando le llegue la hora,
      La cara de la muerte en un tan duro momento,
      Como un niño: sin odio, sin remordimiento.

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