Indolente a que le reconozcan
he visto pasear
!al poeta más enamorado de la tierra!
si le ves, no le azores
!ni un saludo le hagas!
déjale en puro trance
yendo al final del camino
a donde todos los ríos acuden
y vienen a salar sus aguas
yo sé a dónde va Neftalí
a asomarse sobre una atalaya
en Isla Negra
con su gorra, su pipa, a una playa
y su mirada fija en una amante
que, distante, ya promete
miles de poemas que le saldrán del alma
y es allí, donde nadie más que él...la ve,
que hay una mujer pez
oriunda del profundo pelágico,
con cola de escamas doradas
y ojos oceánicos
que él la prefiere incluso callada,
pero que nunca le ocurra
que se ausente y falle,
a su cita, junto a la gabarra
y si lo hace, presiente
que no tendrá más remedio
que escribir sus versos más tristes
esa noche.
Pero yo le sigo en silencio
como un compañero de buenos presagios
y allá, en un recodo de un río
que logra anudar el mar,
veo que sonríe y la suerte
logra que esta velada no acabe en naufragio
y dejo distancia entre ellos
y gracias a la noche clara
me imagino sus palabras
y le veo elevarla a donde sus frases
hacen subir a las enamoradas,
!a las estrellas!
gracias a las plumas que usa
y que, unidas, ha convertido en alas
y por la cara de la bella
presumo que toda palabra que por su boca aroma
más que una cadencia de lisonjas de amor
hoy son frases muy meditadas
y mañana !seguro!
parte de la literatura y sus matemáticas
que logra romper toda cadena de diferencias
entre el poeta que la reclama,
a ella, la de pisciforme forma,
a la que él mismo...arranca un rubor
diciéndola que la ama
sucede que no se cansará de esta,
y tal como en sus poemas pone,
no parará de dibujarla con piernas
morenas, tersas, de cobre
y así, él con su bella,
jamás renunciará a ser hombre.
Yo entiendo que la desee cambiar
pero no lo hará,
pues es un enamorado de toda femenina forma
ni le importará un pelo
que en su intención de ir a buscarla
el viento le arrebate su apreciada gorra
apague su pipa
despeine sus cabellos
acaso solo sufrirá
por no aparecer bien arreglado
ante la reina de la profundidad
ese lugar donde ella mora
y que para ello la escribe, la lleva
los mejores versos
que los ata a un coral y hunde presto
para que vaya a caer en pura inmersión
a donde ella disfruta de un palacio desierto
un lugar de profundidades invisibles
para él,
el bardo de las dulces luces dolientes
pero que ha puesto todo el empeño en superar
ya que por ser poeta
sabe que no tiene techo
ni conoce límites
encontrará la forma
lo sé!, ya verás!
para poder juntarse subiendo desde su inmensidad
aunque de momento sea de tarde en tarde,
cada fin de semana o más!
y así pueda paliar esa necesidad
de poderse comunicar
con ese ser que le conmina a escribir
un poema tras otro
y que siempre imagina
peinándose con una gorgonia colorada
y un espejo en su otra mano
al acecho, al punto
y en arrebato grácil
para decirla en puro verso
de la necesidad que le recorre
de darla un beso
ese ósculo que desea saltar de su boca
y que, brincando desde los poros
desea dejar este poemario que se derrama
prendido de sus labios:
"Amor, tárdame lo que tú quieras
no importa la galerna
no escucho el fragor de la ola
…ni grima en mi oído el rayo...
...que yo, Neftalí
y ahora, para ti, Neruda...
...te aguardo para crear nuevos mundos
porque eres diferente y eso me trastorna
deja, si puedes, por un tiempo el tuyo
y ven a terminar este poema ahora
que empezaremos otras prosas
que yo te quiero en ellas
como queriendo llevar una cadencia
como el mar y vos que tanto me subyugan
con sus mensajes en las olas
esas que van y vienen
unas tras otras...unas tras otras..."
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Domingo Sánchez - Loverman
narraciones en prosa
derechos reservados.
El nombre completo del autor es Domingo Sánchez Castelló
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