LOS ESPOSOS DE PIEDRA
(Anna Ventura, italiana)
Quizá la tortuga de Volterra
hable con los sarcófagos sumergidos
en la tierra mullida del jardín del museo.
Son siempre dos,
los esposos etruscos de ninguna belleza,
estrechos en una caja de piedra,
que no se aburren y ríen
con una sonrisa inexplicable y burlona.
El misterio etrusco no es la escritura,
ni su remota procedencia,
sino la terca tenacidad de sus matrimonios eternos.
Contra la dureza cuadrada
de estas cajas de piedra
se quiebra
y se vuelve serrín
lo rubio del oro sibarita.
Sumergido en la tierra, minúsculo,
el último sarcófago espera sobrevivir
al día del Juicio.
Tiene a los esposos comidos por el tiempo,
caídas las narices de piedra,
suspendida la sonrisa en sus bocas,
el hilo de plata de una solitaria babosa
los recorre y hacen guiños
en la sombra del matorral más escondido,
donde está el misterio del misterio,
la madriguera de la tortuga de Volterra.
(Traducción de Carlos Vitale).
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