viernes, 31 de octubre de 2014

PRESENCIA, Francisco Álvarez Hidalgo

       
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   Tanto, tanto te pienso que casi te realizo;
no eres sólo una imagen, ni una efímera idea,
eres más que el recuerdo de cuanto ayer se hizo;
eres casi presencia que sobre mí alborea.
 

Brevería Nº 934


   
Presencia

La sala es como un alma adormecida,
y oigo rítmicos, suaves, sus latidos.
A nadie veo, pero sé que pasas
por su penumbra. Tibios remolinos
en el aire denuncian tu venida,
aunque el espejo es un cristal tranquilo.
Siete sillas se acercan a la mesa,
pero la octava rompe el equilibrio,
separada y en ángulo. Me acerco
con el leve sigilo
de quien se atreve y a la vez fluctúa;
mis dedos son temblores; los deslizo,
flotantes en el aire,
esperando el contacto del vestido,
de tu espalda, el cabello derramado
sobre tus hombros, pero no percibo
la fricción o relieve anticipados,
y recojo la mano, la retiro.
Sé que aún estás, sin verte, sin tocarte,
eres tan evidente…, cada indicio
de tu presencia no produce efigie,
ni tacto, ni perfume, ni el crujido
de la tarima bajo el pie tan leve,
y sin embargo sé que estás conmigo,
casi a mi alcance, como cuando observo
ligera oscilación en los visillos.
Te hablo en voz baja, porque sé que me oyes,
no puedes responder, pero sonrío
adivinando tu sonrisa tenue
cada vez que a tu espíritu me arrimo.
O quizá lo atravieso, o continúo
dentro de ti a la vez que te persigo.
Ah, qué abrazo integral, no superpuestos,
sino en acoplamiento posesivo.
No siempre estás aquí, pero hoy qué claro
diciéndomelo está el sexto sentido.
Me sentaré en tu silla,
te sentarás conmigo,
y cerraré los ojos, sin dormirme,
y habrá, no sé si un solo, o dos suspiros.


Los Angeles, 9 de noviembre de 2006
 
Siento estallar tu nombre en mis entrañas,
en voz de grito, en tono de murmullo;
evoco tu presencia, en ti me arrullo,
y aunque no estoy contigo, me acompañas.
Brevería Nº 1006

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