Soy todo y soy nada.
La sombra del pasado, la huella del presente,
el puente que transita hacia el futuro,
los pasos peregrinos que a pesar de tanto recorrido
aun no están cansados.
Soy un libro abierto del cual puede aprender el que desee,
aun enseñando de mi ciencia
y de la propia esencia de seguir siendo maestra.
Soy la mano presta a dar cariño
el amor que se oculta entre mi pecho,
la esperanza que alienta la suma de mis años,
la cuna que guarda sueños de armiño.
Soy y seguiré siendo, hasta cuando por siempre yo me vaya:
la voz que dió consejos, que alivió dolores
y trató de aminorar toda cizaña.
Soy la fe ferviente por Jesús
con el anhelo supremo de que al morir
aclare mi otro sendero, con su luz.
1 a.m. 24-07-2014.
Trina Leé de Hidalgo
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