Tormy, la gata prodigiosa, más que una historia de gatos y niños
BENEDICTO VÍQUEZ GUZMÁN [mediaisla]Agradable relato maravilloso que lejos de apartarse de la realidad, la incorpora y denuncia una relación muy importante entre la naturaleza y el hombre, en este caso a través de una mascota y dos niños y sus relaciones
La editorial EUNED recién publicó el año pasado una obra que llamaron sus autores, Rima Vallbona y su hijo Carlos F. Vallbona, Tormy, la gata prodigiosa-Líos en el Paraíso y la clasifican como cuentos costarricenses.
En realidad y para este comentarista es solo un cuento maravilloso contemporáneo que algunos podrían ubicar como literatura infantil pero que para mi criterio es más que eso. Si analizamos la estructura formal del cuento, verificaremos claramente que pertenece a los famosos cuentos maravillosos de hadas.
El relato parte de una situación inicial negativa donde tanto la gata Tormy, como sus amiguitos, Donaldito y Timoteo, pasan por una serie de situaciones peligrosas para su integridad ante un oso que amenaza con matarlos. Es así como el relato abre la virtualidad del conflicto y gracias a la astucia logran salir airosos. Toda la situación inicial reviste ese carácter negativo por parte, tanto de la gata como de los niños. Esto permite abrir un proceso de mejoramiento para salir de esa situación y es gracias a la astucia y la inteligencia de los tres que logran superar esa prueba particular, al menos por esos momentos pues tendrán, antes de resolver su conflicto principal que pasar por varias aventuras y lograr, al final del relato la satisfacción del éxito al vencer a su más acérrima enemiga, la bruja Maleva.
En los cuentos maravillosos de hadas, tradicionalmente la estructura plantea como primera prueba particular, el poner a los personajes bajo un código moral que le convierte no solo en vencedor de esa prueba sino en merecedor de un elemento mágico, capaz de resolver, ya en las aventuras posteriores, varias tareas-cumplimiento o luchas-victorias para alcanzar al final el total éxito de su empresa.
No es en este relato un código moral el que le posibilita el elemento mágico para futuras aventuras sino la inteligencia, la astucia, los atributos, sobre todo de la gata Tormy, pues es capaz por sus propios méritos de cantar, maullar y hasta roer como los ratones. Atributos que la hacen ser especial y merecedora de elogios por parte de autoridades y vecinos del pueblo, por lo que despierta el interés de Maleva, quien la secuestra y encierra en una jaula. Así los elementos mágicos están en la misma gata y no son otorgados por un dador extraño a su naturaleza.
Cabe destacar que la gata Tormy tuvo que vencer hasta la privación de la libertad y ser atada a una cuerda porque tanto a sus amigos como a la madre de estos, les desagradaban sus fechorías, propias del animal, que cazaba animalitos en los terrenos aledaños y los llevaba a su casa, con lo que causaba molestias a los adultos. Tanto es así que Maleva le declaró la guerra e impedía hasta que pasara al frente de su casa y por la acera. Fácilmente se observan en el comportamiento de ella las conductas insidiosas de los adultos contra los animales y su maldad con respecto a su misma naturaleza. Es un verosímil del relato que deja ver claramente esa dicotomía entre adultos, niños y mascotas.
“Era obvio que todos querían tocar a Tormy; incluso Maleva Calamitosa. Pero sus razones eran diferentes, pues tenía planes para Tormy: la quería para esclava, no para compañera. Además, a Maleva no le gustaban los animales.” p. 5.
Intentó la bruja Maleva comprar la gata pero terminó secuestrándola. Fue así como los dos amigos de Tormy acudieron a un hada buena que les prestó ayuda y les ofreció consejo para conseguir ciertos elementos naturales con los cuales pudieran lidiar contra enemigos poderosos y vencerlos en luchas desiguales pero guiados por la astucia. Así, Zoraida, el hada madrina, asumió el rol de aliada y les dio los consejos necesarios y oportunos para alcanzar el éxito. Y afirma que ella no puede matar a la bruja Maleva, pues solo se le permite hacer actos de bondad y no de maldad.
Y solo observemos los elementos mágicos que concede esa hada madrina: primero detiene el tiempo para que los niños puedan realizar sus aventuras sin llegar tarde a su casa. Y gracias a una energía atómica pueden dejar de dormir, comer y viajar en el lomo de un enorme perro llamado Wáscar que se convierte en el transporte necesario para los grandes recorridos que deben emprender. Les da algunas recomendaciones para esos viajes, tales como cerrar los ojos mientras los realizan y les cuenta que Wáscar lleva en su cuello una mochila con todo lo necesario: unos polvos mágicos, un frasco piramidal, un escudo a prueba de fuego, una jarra de barro, una bolsa de cuero de culebra y un espejo.
El viaje de los dos amiguitos de Tormy se ubica en tres puntos geográficos diferentes: La montaña de Pumamarca, “listada con los colores del arcoíris” en Argentina, el volcán Arenal en Costa Rica y una montaña llena de pinos y abundante vegetación y animales en Norteamérica.
En los dos primeros ya habían recogido el agua especial, la arena y otros elementos importantes para resolver la lucha-victoria que deberían realizar antes de partir para su casa de habitación, lejos de estos distantes lugares.
Una vez que vencieron al oso emprenden el viaje de regreso, a través del lomo y la velocidad de su aliado y amigo Wáscar, eso sí, después de obtener el agua clara del lago que era el tercero y último elemento.
Y por último se llega a la situación final de mejoramiento y resolución de los conflictos: Zoraida mezcla la tierra de colores del arcoíris con el agua cristalina del lago y la revuelve bien. Se dirigen a la casa de la bruja Maleva Calamitosa para rescatar a Tormy, e infringirle a Maleva un castigo:
“—Así fue como decidí que su castigo sería el de sufrir la persecución de Tormy, igual que su gatita la sufrió todo este tiempo. Ahora, como ratón (la transformó), Tormy la perseguirá a ella; vivirá el resto de su vida como un ratón gris oscuro que tendrá que andarse con cuidado de que no lo cace Tormy o cualquier otro gato. Tiene la suerte de que se le ha dado una segunda oportunidad de seguir viviendo. ¡Tal vez se compone mejor como roedor!” P. 85.
Y hasta aquí, para mi criterio, llegaría el relato al final pero el código de verosimilitud, gracias a las reflexiones y apreciaciones del narrador cambia, de pronto, y da unas explicaciones de índole religiosa que violan el mismo código que tan bien había desarrollado y transforma a Zoraida en ángel de la guarda y agrega tópicos de la Biblia que, repito, violan lo verosímil de todo el relato y lo finaliza con moraleja incluida.
Agradable relato maravilloso que lejos de apartarse de la realidad, la incorpora y denuncia una relación muy importante entre la naturaleza y el hombre, en este caso a través de una mascota y dos niños y sus relaciones que se tornaron conflictivas gracias a la insidiosa permisiva de algunos adultos con los animales y su naturaleza.
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BENEDICTO VÍQUEZ GUZMÁN, escritor costarricense, autor de Cómo leer novelas, 1998.-
Ficha
Vallbona, Rima de y Carlos F. Vallbona. Tormy, la gata prodigiosa – Líos en el paraíso. San José, Cosa Rica: EUNED – Editorial Universidad Estatal a Distancia, 2013. ISBN: 978-9968-31-950-8.
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