UNA AMANTE DE LOPE DE VEGA
María Luisa Arnaiz
Lászlo Guyás
Lope de Vega conoció a Micaela Luján, quizás el amor más pleno de su vida, en 1595; ella, la Lucinda poética, estaba casada, tenía dos hijas y se dedicaba al teatro al igual que su marido. No cayó rendida ante el comediógrafo cuya fama de picaflor era bien conocida, sino que lo dejó consumirse mientras la cortejaba, así: “Cuando digo a Lucinda que me mata, / y que me hiela y juntamente enciende, / libre responde que mi mal no entiende”. La comedianta tardó un año en aceptarlo, “y yo... después de larga historia, / con mi fuego de amor vencer tu hielo”, momento en que el poeta firmó anteponiendo una “M” en su homenaje y el marido partió a Perú. En febrero de 1604 Micaela solicitó ser curadora para administrar los ducados que el marido le había enviado a su muerte y dijo tener siete hijos (el más pequeño, Félix, de tres meses). Aún tuvo dos con quien los dejaba por doquier: Marcela, bautizada como “de padre desconocido”, y Lope, al que sí reconoció “el fénix de los ingenios”. A partir de entonces desapareció de su vida la bella actriz y, al morir su mujer en 1613, se llevó consigo a estos dos últimos hijos. El texto que propongo es “letra para cantar” y se halla en la comedia “El caballero de Illescas”; destaco la belleza de la construcción, del contenido y del referente: Micaela.
Lászlo Guyás
Blancas coge Lucinda
las azucenas
y en llegando a sus manos
parecen negras.
Cuando sale el alba,
Lucinda bella,
sale más hermosa,
la tierra alegra.
Con su sol enjuga
sus blancas perlas;
si una flor le quita,
dos mil engendra.
Porque son sus plantas
de primavera
y como cristales
sus manos bellas.
Y ansí, con ser bellas
las azucenas,
en llegando a sus manos
parecen negras.
Lope de Vega
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