ANTONIO ACEVEDO LINARES
Compartido de forma privada - 16:46
(Q.E.P.D.)
POEMA PARA RECORDAR A GABRIEL
GARCIA MARQUEZ EN CARTAGENA DE INDIAS
Ella junto a mí
y yo junto a ella
caminábamos por
las calles de Cartagena de Indias
el mar nos abrazaba
desde la orilla
y resplandecía como un espejismo
en el desierto
las calles de piedra
de la Inquisición tenían los árboles
a la intemperie azotados por el viento
y entramos, como tomados de la mano
al Museo de Arte Moderno
ella seguía caminando
junto a mí y yo seguía
caminando junto a ella
mientras recorríamos mirando
las fotografías en blanco y negro de
/Ellen Reigner
y allí, en la soledad del salón
mirando estaba las fotografías
y yo llevaba en mi mano
“Bajo el signo de Ellen”
su hermoso prólogo a las fotografías
en el catálogo.
Se quedó mirándome
estuve mirándolo por un momento
me le acerque y mientras estrechaba
su gruesa mano de viejo marinero
ella se había quedado mirando los niños
que la miraban tristes desde las fotografías
conversamos, por breve momento
sobre el difícil arte de la escritura
y luego se alejó mirando los cuadros
de fotografías en la pared
ella había llegado a mi lado
y como tomados de la mano, salimos del
/Museo.
Afuera hacía mucho viento
y el mar resplandecía como siempre
y ella seguía caminando junto
a mí y yo seguía caminando junto a ella
por la carretera junto al mar de Bocagrande
POEMA PARA RECORDAR A GABRIEL
GARCIA MARQUEZ EN CARTAGENA DE INDIAS
Ella junto a mí
y yo junto a ella
caminábamos por
las calles de Cartagena de Indias
el mar nos abrazaba
desde la orilla
y resplandecía como un espejismo
en el desierto
las calles de piedra
de la Inquisición tenían los árboles
a la intemperie azotados por el viento
y entramos, como tomados de la mano
al Museo de Arte Moderno
ella seguía caminando
junto a mí y yo seguía
caminando junto a ella
mientras recorríamos mirando
las fotografías en blanco y negro de
/Ellen Reigner
y allí, en la soledad del salón
mirando estaba las fotografías
y yo llevaba en mi mano
“Bajo el signo de Ellen”
su hermoso prólogo a las fotografías
en el catálogo.
Se quedó mirándome
estuve mirándolo por un momento
me le acerque y mientras estrechaba
su gruesa mano de viejo marinero
ella se había quedado mirando los niños
que la miraban tristes desde las fotografías
conversamos, por breve momento
sobre el difícil arte de la escritura
y luego se alejó mirando los cuadros
de fotografías en la pared
ella había llegado a mi lado
y como tomados de la mano, salimos del
/Museo.
Afuera hacía mucho viento
y el mar resplandecía como siempre
y ella seguía caminando junto
a mí y yo seguía caminando junto a ella
por la carretera junto al mar de Bocagrande
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