sábado, 6 de septiembre de 2014

VICENTE ROJO, Fernando Benítez


Fernando Benítez (1990)
Siempre que emprendo una tarea que juzgo importante, recurro a Vicente Rojo. En 1980, mientras él pintaba en París, yo aquí en México me enfrentaba al trabajo monumental de escribir y de reunir por todo el mundo ilustraciones referentes a la historia de la ciudad de México.

Llegado Vicente me dijo: «Todo este enorme material que has reunido no cabe en dos volúmenes, acaso en tres. El tomo III debe contener el siglo XIX y el XX. ¿Qué comen los habitantes de la ciudad, dónde se divierten, cómo se transportan, de qué agua disponen, qué basura generan? ¿Hablarás de su literatura, de su arte, de su cine de sus fotógrafos?» Aconsejado por él, mandamos docenas de fotógrafos y reanudé mis investigaciones y mi escritura. Acostumbrados al periodismo, sabíamos que el tiempo presiona y trabajamos bien y deprisa.



Vicente extendía códices, grabados, mapas, litografías, fotos, en el suelo de mi biblioteca y, a gatas, seleccionaba lo que él creía valioso. Supo separar el texto ilustrado en las imágenes, darle unidad y belleza, y sin rubor puedo decir que ninguna ciudad posee una historia de esa magnitud, de ese orden y con ese número de ilustraciones. El libro es tan mío como de Vicente, y lo mismo ocurrió con una nueva edición de La ruta de Hernán Cortés, con los cinco volúmenes de Los indios de México y con todos mis libros publicados por Era.

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