jueves, 2 de enero de 2014
EL EFECTO DEL ALETEO DE UNA MARIPOSA EN JAPÓN, de Ruth Ozeki
DATOS TÉCNICOS:
Título: EL EFECTO DEL ALETEO DE UNA MARIPOSA EN JAPÓN
Autora: Ruth Ozeki
Traductora: Mireia Carol Gres
Editorial: Planeta
Colección: Planeta Internacional
ISBN: 978-84-08-11445-1
Páginas: 512
Presentación: Rústica con solapas
"Un libro es como un gran cementerio en cuyas tumbas no se pueden leer ya los nombres borrados. En cambio, a veces recordamos muy bien el nombre, sin saber si sobrevive en estas páginas algo de la persona que lo llevó"
Marcel Proust - "_Le temps retrouvé_"
Es verdad que hay veces que los libros nos llaman, pero en este caso me llegó a las manos con la sugerencia de que, con ese título, tenía que ser un libro curioso, al menos. Lo cierto es que la portada, con esos tonos amarillos, llama la atención aunque el título, tan largo y que podía significar tantas cosas, me hizo darle unas cuantas vueltas antes de leerlo. Además en aquel momento estaba inmersa en dos lecturas al tiempo, pero la imagen de la portada, con esa figura que parece infantil delante de un árbol enorme, me hacía cosquillas en el cogote constantemente. Así que al final sucumbí a la lectura.
Por lo que había leído en el breve resumen de la contraportada, era el encuentro de dos mundos a través del diario de una niña japonesa que llega a las costas de Vancouver arrastrado, al parecer, por los efectos del tsunami. Dos mundos que se unen a través de un desastre natural. Pero lo cierto es que no tenía muy claro qué me iba a encontrar en sus páginas y he de confesar que, a pesar de que mi hijo es fan de la cultura japonesa en general y del Manga y el Anime en particular, a mí me da un poquito de prevención. Principalmente porque no les entiendo muy bien y su modo de ver la vida a veces me agobia un poco. Eso sí, como el saber no ocupa lugar, me sacudí los temores y con mi eterno cargamento de post-it, con los que voy señalando cosas en los libros que leo, me sumergí en este aleteo de mariposa.
LA AUTORA: RUTH OZEKI
Os dejo, simplemente, los brevísimos datos biográficos que aparecen en la solapa del libro. Ruth Ozeki es escritora y cineasta y cuenta con varios premios en su haber. Hija de padre norteamericano y madre japonesa, creció en Connecticut, EEUU. Además de este libro que nos ocupa es autora de “My year of Meats y all Over Creation”. Ha colaborado con varios medios de comunicación y con el New York Times y en 2010 fue ordenada monja budista zen, siendo miembro actual del Brooklyn Zen Center. Vive entre Nueva York y la Columbia Británica.
NAO Y RUTH
Paseando por la playa, en Vancouver, Ruth encuentra una bolsa de congelados llena de algas y restos de moluscos pegados que parece contener algo en su interior. Lo lleva a casa por curiosidad, pero al principio no se atreve a abrirlo por si hay algo podrido dentro. Finalmente, animada por su marido, Oliver, lo hace y encuentra una fiambrera de Hello Kitty y, en su interior, el libro “En busca del tiempo perdido” de Marcel Proust convertido en un diario (se habían sustituido las hojas originales por hojas en blanco). Y en ese diario se va desgranando la vida, contada en primera persona, de Naoko, Nao para la familia y amigos.
Nao es una jovencita de 16 años que ha vuelto a vivir a Japón después de haber pasado prácticamente toda su vida en Estados Unidos. No se adapta demasiado bien ni a las costumbres del país de su familia ni a su nueva situación, ya que su padre está sin trabajo, deben vivir en un piso muy pequeño y deteriorado en un mal barrio y su situación escolar, con un acoso brutal, es espantosa.
Ruth, la otra protagonista de la historia, es una mujer de mediana edad que se trasladó a vivir a Vancouver debido a la enfermedad de su esposo, buscando un lugar más tranquilo que Nueva York. En cierto modo es también una inadaptada porque echa mucho de menos la gran ciudad y sus antiguas rutinas, pero lo lleva más o menos bien. Su madre era japonesa, por lo que siente una intensa vinculación con lo que Nao va contando en su diario y poco a poco con la propia Nao.
Las vidas de Nao y Ruth van desfilando ante nuestros ojos. La de Nao, complicada, intensa, dura, pero agarrada a la figura de su bisabuela Jiko, a la que admira profundamente y de la que quiere contar todos los detalles de su rica y azarosa existencia. Jiko es monja budista en un templo y vive dedicada a la oración pero también está conectada al mundo actual mediante el ordenador. Según Nao tiene 104 años, pero una fuerza de espíritu fuera de lo común. La relación con Jiko es lo que le permite escapar a Nao un poco de sus muchos dolores y angustias: no es sólo la sensación de no encajar y el acoso al que es sometida, sino también soportar la depresión de su padre con tendencias suicidas.
Ruth, viviendo en un lugar pequeño y supuestamente idílico, libra su batalla personal con la adaptación al lugar y a su nueva vida. Además ha de acostumbrarse a que las tormentas dejen su casa sin luz, al frío, a necesitar el coche para todo. Es escritora pero está estancada en un libro sobre su madre que no acaba de tomar forma y la historia de Nao le atrapa sin remedio. Comenzará a obsesionarse con la idea de localizar a Nao o a su familia, a pesar de que es posible que el tsunami haya acabado con ellos, pero por más esfuerzos que hace todos caen en saco roto. Es como si Nao y su familia no hubiesen existido nunca. Pero volver a ilusionarse por algo es algo que supone un incentivo para Ruth.
BUEN ARRANQUE, BUEN DESARROLLO… Y PEOR FINAL
La manera en la que Nao escribe su diario es sumamente original pero también cruda: no duda en contar las cosas más tremendas de su vida con una normalidad pasmosa. Y siempre lo hace dirigiéndose a un supuesto lector que lo tenga en sus manos. Se llama a sí misma (y al supuesto lector) un ser-tiempo, una persona que vive en el tiempo, cualquier persona que existe, ha existido o existirá.
A lo largo de la novela, se van alternando las partes en que vemos la vida de Ruth y su implicación cada vez mayor en lo que lee, con el diario de Nao y sus tristes avatares en Japón. Hay aspectos de la vida de Nao durísimos, como todo lo referido a su acoso escolar, en el que hay hasta lesiones físicas, humillaciones insoportables y, sorprendentemente, ningún apoyo por parte de profesores o equipo directivo. Es sabida la enorme y deshumanizada exigencia del sistema educativo japonés, pero lo que se cuenta en el diario de Nao es, cuando menos, sangrante. Un acoso que ya roza el delito amparado y silenciado por los profesores.
Ruth va leyendo a su marido el diario a medida que avanza en él. No quiere leerlo del tirón, quiere sumergirse y paladear cada aspecto de la vida de Nao. Será su esposo el que aporte ciertas notas de racionalidad en el pensamiento de Ruth, que cada vez va empatizando con más fuerza con la jovencita japonesa. Tanto que, incluso, soñará con Jiko o empezará a notar que el diario cambia de apariencia: un día hay hojas en blanco y al siguiente no…
También en el relato de Nao llegarán esas historias que fantasmas y aparecidos que tan conocidas se nos han hecho ahora a raíz de películas como “Ringu”… en la cultura japonesa se las toman con normalidad y llega a haber fiestas o celebraciones que se hacen especialmente para los espíritus, que vuelven durante unas horas para estar entre los vivos. Es en ese momento cuando el libro empieza a resultarme cansado. No se si voy a ser capaz de expresarlo con claridad, pero voy a intentarlo. Mientras se nos van contando las vidas de las dos protagonistas, con las diferencias culturales, familiares y existenciales lógicas, la novela es ágil, se lee con facilidad y te sumerge de forma muy convincente en la trama. Especialmente las partes del diario de Nao, porque están contadas en primera persona y la narración es fluida, interesante, te sacude en muchas de sus páginas por ver el sufrimiento de la chica.
Pero lo sorprendente es que, a pesar de ese sufrimiento y de la tristeza que rezuma toda la vida de Nao, la forma en que ella lo cuenta no es triste ni está expuesta como un drama. Nao le otorga a cada cosa una normalidad asombrosa y llega a reírse de ella y de sus problemas. O, simplemente, la describe tal y como es, sin intentar que el lector llegue a sentir compasión por ella, aunque lo sintamos igualmente, al igual que le pasa a Ruth.
En las cien últimas páginas, en mi opinión, se pierde parte de la magia que hasta ese momento te mantenía encerrada en las páginas sin ganas de salir. Quizá sea esa mezcla de fantasía y realidad, de hechos extraños que se van sucediendo con el diario, con los cuervos en Vancouver (he tenido la sensación de que hacía un pequeño homenaje al prodigioso poema de “El cuervo” de Edgar Allan Poe), con el gato de Oliver, con las ceremonias de los muertos en Japón, los a mí me desconectaron del libro y de la narración. Pasé de estar deseando tener un rato para leer (el libro es gordito y me era imposible llevarlo en el transporte público) a que se me hiciera muy cuesta arriba acabarlo. Pero como para estas cosas los criterios son siempre subjetivos, quizá a cualquiera de vosotros os encantaría ese final.
Es como si se pasase de una novela con visos de realidad, con hechos que perfectamente podían pasar, a convertirse en algo más “sobrenatural”, más etéreo, que se te escapa entre los dedos y no aciertas a saber por dónde va a salir ahora el argumento. Y el final de la novela te deja preguntándote por qué se dejan tantas cosas en el aire cuando podía haberse cerrado más. Necesitas que el círculo se complete y aunque algo se atisba, realmente se pierde, no aciertas a comprender bien los motivos de algo tan abierto. Quizá es para que cada uno encuentre su final, pero no me ha convencido.
CONCLUYENDO
No es una novela corta, cuenta con 510 páginas, pero resulta amena y de fácil lectura hasta esa última parte que os mencionaba antes. El planteamiento es original, los capítulos narrados por Nao enganchan y te hacen querer más (incluso cuando la acción vuelve a Ruth echas de menos a la japonesita) y el estilo de la autora no es nada grandilocuente, se sigue con interés. Conocer una cultura que, para los occidentales, es tan desconocida como la japonesa es un acicate más para seguir las andanzas de Nao. Además para ella también Japón es un extraño porque ni se ha criado ni comprende bien cómo vivir allí y, aunque trata de adaptarse, la hostilidad es palpable. No tiene amigos, no tiene aspiraciones, su familia se hunde… sólo Jiko es capaz de despertar ilusiones en el alma de Nao.
Nao, tan triste y a la vez tan viva. Queriendo morir al principio y resurgiendo como un ave Fénix. Llegando a extremos escabrosos para conseguir ciertas cosas o, simplemente, para escapar de una vida que es sólo dolor y angustia. Nao es el alma de este libro. Ruth será la destinataria de sus palabras y cambiará también muchas de sus certezas gracias a ella, pero se mueve al son que Nao marca en su diario.
Es verdad que esta novela tiene mucho de mágico en sus páginas, aunque no es una magia habitual ni sencilla. Pero esa magia se diluye cuando comienzan a hacer su aparición los hechos extraños. Aparece una pátina sobrenatural que no termina de cuadrar con lo demás. Insisto, como os decía antes, que esta es sólo mi opinión y que quizá cualquiera de vosotros lo vea de otra manera. Pero lo que es incontestable es ese final tan excesivamente abierto y que te deja esperando algo… algo que no llega.
Es una lectura distinta, desde luego. Y sí la recomiendo aunque con los matices que os he expuesto, para que juzguéis si realmente estáis de acuerdo conmigo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario