Tiempo del juicio
Antonis Dekavales
A las ocho de la noche digno y humilde fui
con el paso armónico y austero vertido en el molde del miedo con un paisaje devoto en los párpados tal como me lo mostró con prudencia el último espejo: en el prendedor beso de las aves maquillado de infidelidad todo lo que a través del pecho se vería, un poco de aroma a narciso en el lóbulo de mi oreja; fui a las ocho de la noche con una decena de hojas rociadas de pecado al terrible encuentro del juicio pero encontré que Dios había salido a una de sus lunas de miel.
Véase La Jornada Semanal, núm. 794, 23/V/2010
Versión de Francisco Torres Córdova
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario