domingo, 5 de enero de 2014

POETAS DE GUERRERO

Poetas de Guerrero


En las palabras de los poetas de Guerrero se ciernen los tiemposactuales; en sus poemas pervive la caída: “A cambio de qué el abismo atrae su mirada” y la elevación del que sabe que la apuesta vale la pena: “Así perecedero el tipo se enamora y canta desimantado.” Esta breve muestra es prueba fehaciente de que en Guerrero, como en otros estados de la República en los que privan la violencia, la corrupción y la descomposición social, subyace una vida cultural que vela por el espíritu de la tribu y “se luce como la puerta de un árbol extinto” que quiere perdurar.
Ricardo Venegas
 
Abro la penumbra
Ángel Carlos Sánchez

Abro la penumbra y busco ruidos tuyos.
He desesperado un poco anoche:
las cosas fueron por algún lado destejiéndose.
Habrás notado mi necesidad de sentirte.
Espero no haber fastidiado tu vuelo.
Ocupar este día no me apura los propósitos
pero la claridad antes oculta apaga los temores:
buen estar, estar contigo.
La razón sombría era
el país imaginario que a veces compartimos:
lo acosan intentando entrometerlo
en negocios de abierta alcantarilla;
anoche dije algo del porqué, del cómo y cuándo.
Una ligereza hablar de cosa tan elemental.
No puedo salir al parque
hasta recorrer gozosamente el final de tu sueño.
Tu aroma tentalea mi somnolencia.
Ángel Carlos Sánchez (Acapulco, 1967). Entre sus libros publicados se encuentran:Huecos necesarios, feta 2000, Luz ultravioleta yCaminar el miedo, Editorial Casa Vieja (2001). Ha impartido distintos talleres en el estado de Guerrero.


Locomociona
Jesús Bartolo

Locomociona el hombre porque eso indica su molécula.
Porque su instinto está hecho de protones desclaviculados.
Porque empobrecido su electrón la motricidad caduca.
Porque su persona es un ritmo
Que cambia al cambio de las estaciones.
Un sujeto que por las noches se aduce.
Al mediodía va pargo sin aletear siquiera en el respiro.
Respira en el abrazo la mortalidad que es.
Así perecedero el tipo se enamora y canta desimantado,
E imanta, aquí unos labios, allá unos ojos, de vuelta un sexo,
De ida una lengua y ya laberinto, locomociona.
Jesús Bartolo (Atoyac de Álvarez, 1970). Autor de los libros: Las regresiones del mar(1998) El responso del gato (2000), No es el viento el que disfrazado viene (2004), Diente de león (2009). Becario del Fondo para la Cultura y las Artes de Guerrero 2006 y 2008.Premio Nacional de Poesía Mérida 2012.

Variaciones
Carlos F. Ortiz
I
Contempla al vacío, pequeño, mira la noche con vértigo,
la tormenta tiene en el ojal un viento rojo
boca de salvaje animal que llora tu belleza.
Un juego donde nadie gana,
espejismo infantil al mediodía.
Mientras se columpian frágiles las horas
en la infinita sonrisa de la tarde.
A cambio de qué el abismo atrae su mirada.
En el columpio del parque se balancea
con el chirridito del metal su infancia,
el motín de hormigas hacen travesuras en sus pies descalzos.
Da lo mismo, canta en voz baja.
Carlos F. Ortiz (Chilpancingo, 1975). Su trabajo ha sido publicado en la Antología de poetas jóvenes editada por Conaculta (1999) y en Poetas y narradores de la selva cafetalera, editado por Fábrica de letras (2000). La Universidad Autónoma de Guerrero le publicó Sueños prosaicos; también presenta el libro Poebrio, editado por La Tarántula Dormida (2000).


B
Antonio Salinas

Sirvo la primera taza de café de la mañana;
cargado para no continuar
incluyéndome en esta pesadilla.
Alguien abre la ventana de enfrente,
una muchacha asoma la cabeza,
trae el cabello alborotado.
Pasada la mitad del alba
descubre la cortina una anciana,
detrás la muchacha detiene el tiempo un segundo,
mi corazón se luce como la puerta de un árbol extinto.
Antonio Salinas (Acapulco, 1977). Autor del libro Serial, feta, (2011). Becario del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes FONCA 2010-2011.Coordinador del Encuentro Nacional de Jóvenes Escritores en Acapulco.


Bajo el signo del cardo
Ulber  Sánchez Ascencio

Estamos en julio y tu sexo se transforma en una
parvada de gaviotas que ignora las distancias.
Jeremías Marquines

Mi abuelo huele el sexo de Raquel,
el olor de los fémures lo atestigua como un canto
subterráneo,
el deseo de tu sexo, la caricia que eyacula.
Mi abuelo sabe de estas cosas por el diablo.
No obstante, en su constricción inmemorial,
el placer es un rechazo cuando Raquel extravía
sus pensamientos más allá de lo extraño.
Tus lágrimas al final de la desnudez, el olor de tu sexo
como un camaleón pastando extrañamente.
El sexo es el equilibrio del mundo, piensas mientras
bebes tu taza de café.
Eres el licor más dulce cuando tus piernas aprietan mi cuerpo.
Tus senos donde descansa mi estrés y mi ocio.
Recorres con tu vista la desnudez de Raquel,
y dibujas una caligrafía extranjera en sus labios.
Trato de no buscarte en una historia contada por el ministerio
público, ni en las hipótesis de mi madre.
Trato de buscar una sola razón que justifique tu fuga.


Ulber Sánchez Ascencio (Tepetixtla, 1978). Obtuvo el primer lugar en el v Certamen Estatal de Poesía y Cuento María Luisa Ocampo en la categoría de Poesía. Ha publicado la plaquette Los que miran hacia abajo no duermen, Ediciones Tarántula Dormida (2009). Días como esas tortugas que van al mar, Versodestierrro (2010), y Como música de Mahler moran las tristuras de la infancia, Instituto Mexiquense de Cultura (2011).


Vecinos
Brenda Ríos

La pared de mi cabecera es la pared de cabecera de mi vecino. Escucho su televisión y él escucha la mía.
Dormimos cabeza con cabeza, separados apenas por un muro blanco.
Su balcón da a mi balcón.
Nunca lo he visto. La entrada a su departamento es por otra puerta. No sé su rutina.
En las noches la luz se asoma de su recámara.
Nuestras cabezas tan próximas y, unidos por la intermitencia del televisor,
la luz oblicua, la constancia de nuestra proximidad
somos más hermanos que otros,
saber que está aquí al alcance de mi mano (si toco el muro quizá él toque el muro)
por algún motivo hace que la noche siga
con su ritmo aletargado de noticiero
esas voces eléctricas que suplen nuestras invisibles conversaciones
nuestros roces verdaderos
¿a qué más?
somos más amigos que otros:
nos une un espacio en el mundo
y las palabras que no hemos cruzado.
Brenda Ríos (Acapulco, 1979). Se gana la vida en asuntos relacionados con la palabra impresa; a veces da clases o traduce o escribe en cafés o edita libros. Ha sido becaria de los siguientes lugares: Fundación para las Letras Mexicanas (2003-2004); Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Jóvenes Creadores: 2009-2010), Residencias Artísticas Libre Gestión, Brasil (2011) Pecda Gro. (2011).


Santifiquemos a la ira
Jorge Manzanilla

Alguna vez existió la palabra paz
fue de relieve y de cauce terso,
diplomática, elegante, de baños blancos
mantuvo el deseo de convertirse en pradera paciente
Ser aire y nube jubilosa.
Fue venerada por hippies y por el descanso eterno.
–Todo tiene un fin, dijo alguna vez el escarnio.
Llegaron los soldados de la impaciencia,
el agua se turbó de fangos.
No hubo poeta ante el cártel del olvido
Jorge Manzanilla (Mochitlán, 1986). Director del pasquín literario semanal Esta Humanidad tan Llena de Grietas. Obtuvo mención honorífica en el Torneo de Poesía 2010 organizado por Versodestierro. Ha publicado las plaquettesSonido de Barro, Ediciones Tarántula Dormida (2010) y Que me sepulten recostado en la palabra, Editorial La Catarsis Literaria el Drenaje, de Mérida, Yucatán (2011).


XVII
Yelitza Ruíz

Los foráneos anuncian no volver a la ciudad.
Comentan que los trenes no vienen a menudo,
se quejan de la ausencia de puentes,
la pérdida de mapas.
Me quedo en silencio,
¿Cómo decir que he construido una ciudad
sobre la misma?
donde el tren no se aburre
en la rutina de los rieles
y la voz es cicatriz que muerde
sonidos ya difuntos.
Yelitza Ruíz (Iguala de la Independencia, 1986) Egresada de la Licenciatura en Derecho por la Universidad Autónoma del Estado de Morelos, ha publicado la plaquette Abril en casa, Ediciones Tarántula Dormida (2011) y poemas en revistas universitarias y electrónicas.


I
Zel Cabrera

Reconstruyo el tiempo,
un año entero,
cae tu nombre y la visión
de un par de días de otoño.
Me aferro a rehacerlo todo,
a volver a inventarte en un papel,
a soñarte en un poema,
a persuadir a la muerte
–y pienso: ¿Qué fue de los días de tu risa?
ya no me dices que no debo olvidarte:
¿es acaso que desafío la ausencia?
Ahora sé que duermes
detrás del silencio.
Zel Cabrera (Iguala de la Independencia, 1988). Es egresada de la Licenciatura en Periodismo de la Escuela Carlos Septién. Ha publicado la plaquette Naufragios, Ediciones Tarántula Dormida. Actualmente es becaria del Programa de Estímulo a la Creación y al Desarrollo Artístico de Guerrero.

7
Citlali Guerrero

Hay un espejo de ceniza
tu hígado está descompuesto
tu tímpano tiene agujeros de dos noches.
Hay un espejo
¿Qué miras atrás de mi sexo
vigilado por un Ángel negro?
Inmóvil estamos ante lo repetido de las cosas
nos despedimos del alba,
de los puertos, de tus ojos.
Ya no fuimos, nadie se ha dado cuenta.
Citlali Guerrero (Copala, 1971). Ha publicado los libros Llorando el naufragio, Editorial Universidad Autónoma del Estado de México y Tinta de Alcatraz, Los pantanos son algo verde como el deseo, Editorial Universidad Juárez Autónoma de Tabasco; Todas las horas alumbran, Coedición Editorial Praxis, IGE y Conaculta. Premio Estatal de Poesía María Luisa Ocampo.

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