CALLES Y EL INVENTO DEL PRI, Antonio Peñalosa
Cuando Vargas Llosa comentó que México era una “dictadura perfecta”, yo francamente me encabroné y mucho. Me dije: “¿qué tiene que andar hablando así este baboso de mi país, cuando él mismo renunció a su propia nacionalidad, prefirió levantar sus canicas y decir ya no juego, porque me hicieron ¡bu! y me molesté?”. Aunque tampoco podía yo negar que a mi pesar tenía mucha razón porque sí, efectivamente Plutarco Elías Calles la diseñó y la implementó. No sé si la haya registrado y patentado, pero de todas formas, con todo y eso, muchos otros países trataron de copiarla pero se la pelaron. No tomaron en cuenta que para que dicha dictadura funcionara, se requería de mexicanos. ¿Se imaginan a Estados Unidos, a Francia, a Alemania, a Canadá, etc., tratando de imitar a un PRI a su modo? ¡Ja, ja! No cabe duda que los mexicanos somos tan originales como volubles. Superamos muchas veces a las magníficas veletas que fabrican los belgas o los holandeses.
En esta ocasión me decidí a no entrar en detalle al tema del “Movimiento Cristero”. Ya hablé sobre las guerras y los factores determinantes. Exactamente como lo expliqué, poniendo de ejemplo lo sucedido en otras partes, aquí en México dicha “Guerra Santa”, tuvo como condimentos medio litro de Estados Unidos, medio litro de México, dos puñitos de trancazos, dos tazas y media de indígenas mezclados con mochos de La Profesa y luego de dejarse a remojar de la noche a la mañana, todo lo anterior a ponerse a calentar a fuego lento, eso sí, removiéndose continuamente el guiso por un cura, para evitar que todo se quedara adherido al barro de la olla, que por supuesto debería de ser de dicho material, para conservar bien el calor. Indispensable servirse en caliente y acompañado de tortillas.
Cuando somos jóvenes y por lo mismo todavía no tenemos suficientes conocimientos ni criterio, en la medida que nos vamos adentrando en la historia, terminamos convirtiéndonos en una especie de “yoyo”. De pronto nos suben para después caer y viceversa. Esto, más cuando quien nos maneja es una sola persona, llámese historiador o “historiador”. Hubo un tiempo en que yo me emocioné mucho frente a figuras que muchos años después terminé por mandar a volar. Llegué a ser Juarista de hueso colorado, Maximiliano ¡fuchi! pinche Don Porfirio ¡qué bien que se tronaron a Miramón y Mejía!, etc. ¡Ah pero eso sí, a Calles que ni me lo tocaran! Ese sí que fue un chingón. ¡Sí, Chucha y tus calzonzotes! Trabajaba como mencioné anteriormente en Guanos y Fertilizantes de México, empresa que desapareció gracias al “arriba y adelante” a quien entre otras cosas debemos el RIP con que coronó la tumba de la industria mexicana de fertilizantes, el desempleo de trabajadores consecuente y además, lo más grave, el abandono casi total del campo por parte de nuestros campesinos. Sí señor, a Luis Echeverría se le debería quemar en leña verde por esa gran estupidez que tanto daño causó y sigue causando a nuestra nación.
@ap_penalosa
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