MARCELINO CUEVAS | LEÓN 29/09/2014
Él no se siente escritor, piensa que aún le queda mucho camino por delante para poder hacerlo, aunque le gustaría llegar a ver publicados los innumerables cuentos y novelas que ha escrito a lo largo de su vida. Mientras, comienza poco apoco su otra carrera, la que le da de comer, la de profesor de Instituto. Gabriel Rodríguez García, es un joven de poco más de treinta años que este año ha ganado dos premios literarios, el de Colindres y el convocado por la Fundación Monteleón.
—‘Maestro, extráigame la piedra’ es el libro de cuentos con el ganó el concurso de la Fundación Monteleón ¿Por qué este título?
—Lo saqué del cuadro del Bosco, La extracción de la piedra de la locura, en el que un cirujano está manipulando el cráneo de un sujeto, para sacar lo que se supone que fuera la piedra de la locura. Se trata de un cuadro satírico en el que El Bosque retrata la credulidad y la candidez de las gentes de su época. Cuando leí la inscripción que hay en él y vi lo que significaba me sentí identificado. La idea de los cuentos de este libro tiene ese mismo mensaje. Intento dar en él una vuelta al lenguaje, ir un poco contra el discurso vacío que escuchamos a los políticos en los medios de comunicación. Me interesante hacer un alegato contra la credulidad y la candidez de las personas. Siempre desde un prisma irónico y satírico.
—El libro contiene narraciones que se desarrollan en muy distintos escenarios y con protagonistas muy variados ¿Qué busca con esta diversidad?
—Hay que tener en cuenta que los he escrito a lo largo de diez años. Hay alguno de este año, pero hay otros que tienen bastante antigüedad. Me gustan las narraciones que juegan con arquetipos, que parten de una situación que el lector identifica inmediatamente, como pueden ser un poblado del oeste americano, unos náufragos, una princesa medieval en un castillo… dándoles una vuelta. Por ejemplo, explico en uno de ellos como puede crearse una burbuja financiera en un pueblo del oeste a través de la prostituta de un salón. Juego siempre con un tópico que el lector identifica rápidamente.
—Cuando dijo en tu casa eso de… ‘papá quiero ser escritor’.
—Lo cierto es que esto lo llevo haciendo toda la vida. Me paso muchas horas yo solo, encerrado, escribiendo, leyendo… si no te gusta desde siempre es difícil que te llegue la iluminación. Hace unos diez años comencé de una forma más seria, más constante. Empiezas a leer a otros escritores de una manera diferente buscando una mayor precisión, fijándote en su manera de escribir, empiezas a aprender la técnica literaria… yo escribo mucho, mejor o peor, desde siempre.
—¿Qué escritores han influido directamente en sus escritos?
—Uno va cambiando con la edad, lógicamente hay autores que con veinte años te gustan mucho, pero que cuando llegas a los treinta no es que no te gusten, pero los ves de otra forma. Me gustan los escritores que tienen un poco de cervantinos, con la mala leche que se escapa del Quijote, que afea la conducta de los poderosos que abusan de su poder. Me encanta Jaroslav Hasek el autor deLas aventuras del buen soldado Svej.o el británico Héctor Hugh Munro, conocido por el seudónimo literario Saki… que tienen esa idea de los cuentos de Cortázar pero... con mala idea, con un poco de mala baba.
—El ingrediente principal de sus cuentos es la sátira…
—Tengo escritos muchos cuentos que no tienen esos mismos tintes satíricos, pero los de este libro tienen todo un aire cruel. La idiotez del personaje está un poco forzada para que sea risible. Alguna vez me ha pasado que escribes algo en serio, lo vuelves a leer un año después y dices, estos personajes son unos cretinos. Pero si lo fuerzo un poco más empieza a ser cómico, y ya puede tener un poco más de sentido.
—Participa en certámenes y los gana ¿Le hace esta circunstancia ser defensor de los concursos literarios?
—Aunque no quede muy bien decirlo, no me gusta mucho el factor competitivo de los concursos… pero si no tienes algún amigo importante las editoriales de libros no te hacen ni el menor caso. Por eso la única forma de sacar del cajón lo que escribes es participando en los certámenes. Durante muchos años he mandado mis originales a diversas editoriales y, normalmente, ni se molestan en contestarte. Los premios, aunque no tienen normalmente mucha difusión (este de Monteleón un poco más, porque se edita en libro) permiten el escritor sacar a la luz sus creaciones.
—¿Su ilusión secreta es escribir una gran novela?
—A mí los cuentos, las narraciones cortan me parecen algo muy importante. En España se ve como un género menor, pero en Hispano América, en los Estados Unidos, en el norte de Europa hay una tradición de narración corta muy importante. No sé cuál será mi futuro literario, tengo ya un par de novelas escritas… el escritor deber llegar a un punto de identificación con lo que hace. Creo que con estos cuentos me acerco bastante al lugar que busco. Pero seguiré escribiendo, seguiré escribiendo novelas y a ver si quedan lo suficientemente bien como para que el gasto en papel haya merecido la pena.
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