DISIMULANDO
Disimulo una sonrisa
del tamaño del sol,
y entro a casa feliz,
saludando a todos.
Es medianoche.
La luna duerme inquieta
a la orilla del cielo,
y temo que su mal sueño
le haga caer
de la cama.
Los perros aúllan
frente a seres invisibles:
fantasmas de gatos
que de mí obtienen
nuevas vidas prestadas.
En realidad,
no hay motivo
para estar triste y
mi sonrisa no es simulada:
nace en el fondo del alma.
Es medianoche.
La luna brilla.
En el cielo se observa
un puñado de estrellas.
Todo está en armonía:
Es diciembre.
®
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*Autor: Octavio A. Rodríguez Yelmi
(poeta mexicano -9)
oarmiyel@hotmail.com,
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