PALABRA VIEJA
No te creas la imposible,
si pasas anudando a tu cuello las estrellas.
Si vienes y dictas la sentencia
de ser inequívoca o tan solo un sueño.
Yo pervivo en pos de tus andanzas,
a veces suelto los atardeceres
con sus cansinas lluvias, telegramas,
aspavientos del improvisado abanico de tu ausencia.
No te creas la invencida,
la que torció la esquina,
garbosa y santa,
y se fundió con un paisaje gris,
aunque tus medias de colores
salpiquen las aceras,
tejan la fantasía de la falda volátil,
entrecruzada de negros ocres desplomados.
No te creas la ineludible, la imposible, la no dicha,
recuerda cómo sigo tus sandalias
aunque el pasto desabrido del camino
no sepa asegurar las briznas.
No te vayas a creer
la nunca olvido, la impronunciable,
es difícil, lo sé, si te atraviesas,
si plantas con tu beso esquivo
esa esquina de remotas soledades que ya vuelven.
Sí, no te creas la fábula imposible.
Sigue aquí –ven feliz–
no me reproches el descuido aquel,
la grotesca gruta de mi voz exabrupta,
ya se que no venías,
que no te desnudabas,
azul, de tantas prisas,
ni cómo tus cabellos mojados se obcecaban
en inventar detrás de las ventanas
los ángeles sumisos.
No te creas que no sé llegarte,
vienes y vienes y ya vienes,
pues te espero y espero y desespero,
de tanta puerta obsoleta que cerramos
va quedando la gracia de tu gracia...,
y quizá una palabra vieja que lo diga todo.
De mi libro APUNTES PARA UN GRAFITI
premio UNA PALABRA 2013
Editorial UNA 2014
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