viernes, 19 de diciembre de 2014
LA MARCA DE LA LUNA, de Amelia Noguera
DATOS TÉCNICOS:
Título: LA MARCA DE LA LUNA
Autora: Amelia Noguera
Editorial: Roca Editorial
ISBN: 978-84-9918-761-7
Páginas: 502
Presentación: Rústica con solapas
Muchas veces me habréis escuchado decir (o me habréis leído, para ser más concretos) que yo soy mucho más de canciones que de cantantes. Y en el caso de la lectura, soy más de libros que de autores. Por eso lo que me pasa con Amelia Noguera es raro porque consigue que me guste prácticamente todo lo que escribe, aunque he de confesar que “Oscuridad”, publicada en Amazon, fui incapaz de seguirla y mucho menos de acabarla. Ahí la tengo, durmiendo en mi Kindle, a la espera de una nueva oportunidad aunque sé que su temática, una distopía oscura y subyugante, no es mi favorita ni de lejos.
El primer libro de Amelia que leí fue Escrita en tu nombre y, como ya os conté en su momento, me enamoré. Del libro, del argumento, de los personajes, de sus protagonistas, de Omid. No conozco a nadie todavía que haya leído la novela y no le haya pasado lo mismo. Después me llegó La pintora de estrellas de mano de la propia Amelia, en versión autoeditada. Todos los que llevamos años siguiéndola sabíamos que tendría su oportunidad en una editorial fuerte, que sus historias llegarían a los estantes de las mejores librerías. Y por fin lo ha conseguido con Roca Editorial y con la novela que hoy os traigo: La marca de la luna.
Sí, es verdad que Amelia ya es amiga mía. Sí, es cierto que me encantan sus historias y cómo escribe. Y sí, a pesar de ello me considero capaz de hacer una reseña objetiva aunque haya aspectos en ella en los que me deje llevar por esa pasión que compartimos por escribir y por crear otros mundos, por dar vida sobre el papel a quienes son sólo al principio meras ensoñaciones. La marca de la luna es una historia compleja, llena de matices, en la que su protagonista nace siendo alguien con un don especial y pasa a ser ella misma sin serlo, con otra vida y otra realidad. Lo sé, es una afirmación complicada de entender, pero a medida que os cuente cosas lo comprenderéis mejor.
LA AUTORA: AMELIA NOGUERA
Los poquitos datos que os dejo, para no resultar tediosa, son los que ya os expuse en la opinión anterior que escribí de La pintora de estrellas. Amelia, en su blog, se describe así:
“Inquieta, perfeccionista, sincera, crítica, tímida, soñadora, pertinaz. Mis novelas son yo misma y no pienso abandonarlas, a pesar del mercado, a pesar de las crisis. Hay que seguir creyendo en lo que te hace ser mejor, hasta el final. A pesar de. Y para todo lo demás, escribo, escribo y escribo. Y leo, leo y leo. Mi currículum literario: Estudio el Grado de Humanidades en la Universidad Carlos III de Madrid (Historia de la Literatura, Teoría Literaria, Lingüística, Lengua Española, Técnicas de Expresión Oral y Escrita, etc.) y asisto de vez en cuando a talleres de escritura, el último, el Taller de Escritura Narrativa organizado por El Círculo de Bellas Artes de Madrid, impartido por el profesor D. David Conte Imbert. También he ganado algún premio de relato breve, pero, sobre todo, escribo sin parar. En breve terminaré mi tercera novela y tengo ya el esqueleto de la cuarta. Y si algo tengo claro es que no dejaré de escribir jamás de los jamases.”
En su día estudió Ingeniería Informática y trabajó como programadora y analista, pero lo dejó para dedicarse a su pasión: la escritura. Y he de confesaros que la envidio profundamente y la admiro del mismo modo por ello. Por ser valiente. Por intentarlo y conseguirlo.
EL COMIENZO FUE EN LA INDIA…
Lila nace en la India y en el momento de ver su primera luz, su madre muere. Su destino parecía marcado: morir también por no ser un varón. Pero su abuela materna consigue quedarse con ella para criarla y verla crecer, algo que enfurece a su otra abuela que pronuncia una terrible maldición: Lila nunca podrá amar a nadie y cualquier hombre al que ame, morirá. Lila crece al amparo y amor de Asha, su abuela, una mujer especial con un don aun más especial: es una bruja. Igual que lo es Lila, tal y como pone de manifiesto la marca en forma de media luna plateada de su vientre.
Lila crece feliz a pesar del triste destino de las niñas en la India. Pero también pasará por momentos muy duros, como la muerte de su hermana mayor tras una boda pactada. Es la época en que aun los ingleses permanecen en el país y gracias a ello Lila conoce a Noa y a su familia. Noa es hija de Fernando y Katherina y tiene un hermano, Gabriel, y están en la India por los negocios de Fernando. Las dos niñas fortalecen una gran amistad y también Katherina coge un gran cariño a la pequeña Lila. Pero el destino es caprichoso y un suceso inesperado y desgarrador cambiará por completo la vida de Lila y de la familia a la que tanto aprecia y la cambiará con un giro copernicano. Lila abandonará la India para ir a vivir a Praga. Otra familia, otro país, otro clima, otras costumbres. Y las habilidades de Lila como bruja serán muchas veces determinantes en los sucesos que le irán saliendo al paso.
El nazismo, la Guerra Civil española, la Segunda Guerra Mundial, la persecución de los judíos… todo ello empieza a formar parte del paisaje vital de Lila y su nueva familia. Incluso los movimientos diplomáticos de la embajada española en Praga intentando conseguir apoyos para el gobierno republicano tras el levantamiento militar del 18 de julio. Escenarios y sucesos que irán marcando las vidas de los protagonistas a fuego.
LILA Y NOA
Hasta hace unos días no tuve claro cómo iba a encarar esta reseña. Es complicado, muy complicado, hacerlo de la novela de una amiga, mucho más difícil que hacerlo de un libro con el que no te une ningún sentimiento previo. Tenía claro que me iba a gustar pero siempre procuro mantener la mente abierta, quizá por llevar leyendo desde una edad absurdamente temprana. Y una noche de cierto insomnio una idea se abrió paso. Las protagonistas de las novelas de Amelia siempre son mujeres con más de una mujer dentro. Lila es una superviviente, una bruja buena, una niña y luego una mujer capaz de cualquier cosa por los que ama. Pero también es Noa, la hija amada, el recuerdo, el regreso a casa. Igual que en Escrita en tu nombreMalena escondía a Magda y a Magdalena dentro, tratando de dominarlas y de evitar que le boicotearan la vida. Igual que Elisa, de La pintora de estrellas, guarda dentro a la heroína en tiempos oscuros, capaz de una tarea que pocos se atrevieron a realizar. Lila lleva siempre consigo a Noa. Son dos y son una.
El inicio de la novela en la India es absolutamente luminoso. Podemos casi ver los colores, oler lo que Lila huele, sentir el calor y el polvo al respirar. Ese caos de un país único que esconde tantas cosas que nos resultan incomprensibles. Amelia nos contó en la presentación que basó su historia en una noticia que leyó acerca de la muerte de una niña de ocho años en la India, desangrada tras su noche de bodas. El impacto de tal atrocidad le hizo crear a Lila, su entorno, su vida. Pero Lila escapará de la posibilidad de un matrimonio concertado gracias a un giro del destino tan doloroso como providencial para ella. He de decir que esta primera parte es la que más me ha gustado por todo lo que cuenta y por cómo lo cuenta.
Recuerdo que el día de la presentación en Madrid se habló de lo que podía significar que en el resumen de la novela apareciese el términorealismo mágico. La marca de la luna no entra en ese género ni creo que siquiera se acerque. Con ello no estoy diciendo nada negativo y lo voy a explicar. Lila es una bruja, cierto. Y, a veces, hace uso de la magia sobre todo a través de plantas o fórmulas magistrales que su abuela le ha enseñado a hacer. También es capaz de tener visiones de futuro o de ver a los espíritus de su madre y su abuela. Pero esa magia es algo innato en Lila, no es el hilo de la historia ni la envuelve por completo, como sucede con el realismo mágico. Se cuentan las cosas que Lila hace o ve, pero sin rodear con esa pátina de real irrealidad cada línea.
La estancia de Lila y su nueva familia en Praga, en principio amable y llena de cariño, se irá oscureciendo por la llegada de los grandes conflictos bélicos que empiezan a asolar Europa. '''Fernando, el padre de familia, es gran amigo de Jiménez de Asua, embajador de España allí. Asua, republicano comprometido, se ve en duras tesituras por intentar conseguir apoyo, armas y dinero para el gobierno español acorralado tras el golpe militar'''. Se nos contarán con detalle sus movimientos y sus angustias, el modo en que va perdiendo la influencia. También la familia de Lila verá comprometida su seguridad: Fernando es judío aunque no practicante y los nuevos vientos crueles que soplan en Europa le ponen en el punto de mira.
La novela está escrita en primera persona, siempre desde la perspectiva de Lila. Incluso en momentos en los que Lila no está presente. Ella es, desde ese punto de vista, la narradora omnisciente de toda la trama. La conoce, la cuenta, la desarrolla. Desde mi punto de vista no resulta extraño visto cómo está contado porque a veces pareces estar leyendo dos voces narradoras distintas: la que Lila vive y la que Lila sabe. El lenguaje, como suele ser norma de la casa, está cuidado al detalle. El estilo de Amelia es adictivo, de los que te crean una burbuja para perderte en lo que estás leyendo. La documentación y la ambientación, fantásticas. Hasta la ciudad de Praga en esa época se nos dibuja con detalle hasta en los rincones de las calles, en los cafés, en los parques. Ese es el gran mérito de Amelia, el cuidado y el amor que pone en lo que escribe y que trasciende del papel para llegarnos con fuerza.
Os decía que es muy complicado reseñar el libro de una amiga porque todo lo que te sale es bueno. Y es verdad, la novela es muy buena. Una gran lectura de la que disfrutar. Pero creo que también es bueno exponer algunos pequeños detallitos que, desde mi humilde opinión, quedan un poco menos atados. Por ejemplo, lo poco que sabemos de la historia de Fernando y Katherina antes de conocer a Lila. Incluso después. Son importantes en todo lo que sucede pero quedan un poquitín desdibujados y creo que dan para mucho más porque caen maravillosamente bien. También y, por favor, que nadie lo tome como un ataque de envidia galopante por mi parte (que también, para qué negarlo): me parece un poquito exagerado el poder de seducción de Lila. Hombre que pone los ojos sobre ella cae rendido a sus pies. O, al menos, se queda impactado. Vale, sí, es envidia pura y dura. Pero a lo que me refiero es a que no era necesario porque a veces parece que nadie es más digna que ella de ser amada. Como tampoco me lo parece cierta escena con el pintor que está haciendo los retratos de la familia de Fernando y Katherina en la que Lila es elemento detonador. Supongo que Amelia lo usa para mostrar hasta dónde llega ese poder, pero no me convence por lo que os decía, para mí era innecesario.
A nivel personal tengo un serio problema con la historia del siglo XX y es que me parece aburrida hasta la saciedad. Guerra tras guerra, como una sucesión de barros que lo tiñen todo de gris. Me apasiona la historia, pero de 1880 hasta ahora me agota. La conozco, la entiendo y hasta la explico poniéndole gracia, pero no puedo con ella. Quizá por eso los sucesos de Praga, las explicaciones políticas, todo lo que Amelia cuenta de la “guerra sucia” hecha entre embajadas y gobiernos no me engancha tanto como la primera parte. Pero no lo hace porque a mí no me gusta, imagino que a la mayoría de vosotros os apasionará. Me gusta la historia que subyace, la de los protagonistas, pero no el envoltorio de la época.
Estos pequeños detalles no empañan en absoluto lo mucho que me ha gustado “La marca de la luna”. Es una gran novela, muy trabajada, maravillosamente documentada y ambientada, con unos protagonistas creíbles, sólidos, con muchos matices. He amado a muchos y odiado a algunos. He sufrido y he reído. Me he emocionado. Y, sobre todo, el texto me ha llevado lejos de mi mundo de pies en el suelo que es lo que más valoro en una lectura. Ahora que llega la época de regalar y regalarse, dadle una oportunidad a Lila de enseñaros lo que puede hacer la magia de una estupenda novela.
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