Ricardo Yáñez
Don For
No creo haber conocido persona más paciente que don Fortunato Díaz, quien a sus aproximadamente tres cuartos de siglo recibirá, me dice con orgullo y a la vez desparpajo, su título como licenciado en actuación. “Ya para qué”, comenta, “pero bueno...”, mientras me da un aventón en su muy reluciente jetta azul. Jubilado de Teléfonos de México, mucho tiempo ha que el gusanito del teatro le picaba, hasta que se decidió, y convirtió el jardín interior de su casa –que posee otro al frente, con un frondoso granado, en mi recuerdo siempre frutecido– en lo que denominó Patio Teatral Aída. “Le tenía que poner el nombre de mi esposa, si no así me va”, bromea. La desaparición de ese jardín le costó que sus nietas le asestaran: “Asesino de árboles”. Ni modo, pero el local ya cumplió como quien no quiere la cosa sus quince años. Ahí don For ha escenificado obras de Alejandro Aura, José Rubén Romero, Bruno Traven y Alejandro Casona, entre otros; en ese foro se han presentado libros, programado conferencias, cursos, talleres, recitales musicales... Ignoro a qué edad le dio por dibujar telas para bordado. ¿Su marca?, La Negrita. Cuenta que una vez visitó la Casa Azul de Frida y Diego y que le dio enorme gusto encontrarse sus dibujos bordados, acaso, por qué no, sonríe, por la propia pintora.
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