EL CUARTO ROSA MEXICANO
...sus muros concentraban una riquísima colección de calaveras y objetos referentes a la muerte
ALBERTO RUY SÁNCHEZ El autor es poeta, narrador y ensayista. Su libro más reciente es la novela Elogio del insomnio, publicada por Alfaguara (FOTO: NINA SUBIN )
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ALBERTO RUY SÁNCHEZ
| DOMINGO, 9 DE NOVIEMBRE DE 2014 | 00:10
Para los privilegiados amantes de México que conocieron a Ruth D. Lechuga cuando vivía en medio de su asombrosa colección de arte, estar en su Cuarto Rosa Mexicano era tan indispensable como visitar la Casa Azul de Frida Khalo o ciertas salas del Museo de Antropología. Su cuarto, doblemente mítico, armado obsesivamente por la mayor viajera que tuvo México en el siglo XX, estudiosa profunda del país y de las cosas que en todas partes se hacen con las manos, es una habitación que contiene obras humildes y sorprendentes del carnaval de formas que este país crea con el tema de la muerte, columna vertebral de su sentido de la vida. Gracias a Ruth D. Lechuga y su labor inteligente y metódica de más de medio siglo, como dice Margarita de Orellana, "se vuelve visible el México Invisible que ella recorrió y coleccionó para nosotros y cuya esencia esta en el Cuarto Rosa. Si su colección de lo mejor de México, puesta asombrosamente en los departamentos que ella habitó en la Ciudad de México fue una isla insospechada en la urbe, el Cuarto Rosa era una isla dentro de la isla, corazón danzante de la creatividad mexicana."
Esta viajera, de verdad la más generosa que ha tenido México en el siglo XX, llegó a nuestro país muy joven desde Austria durante la segunda guerra mundial y lo hizo suyo. Desde muy joven recorrió el país. Cada vez de manera más intensa y extensa. Y lo conoció como nadie porque lo hizo reconociendo, promoviendo y estudiando la creatividad popular. De todos los coleccionistas de arte popular que México ha tenido, y ha tenido muchos y muy buenos, nadie como ella pudo ejercer esa curiosidad sostenida a lo largo de toda una vida por una mente que nunca dio nada por hecho y siempre estaba dispuesto a descubrir una nueva muestra de destreza y creatividad.
Eran cerca de 12 mil piezas las que durante más de medio siglo tuvo en su casa, ordenada como un museo privado y proliferante, visitable con cita previa en un departamento de los Edificios Condesa, luego en dos y finalmente en tres. Ella misma recibía a la gente y la guiaba, como encontrando una aguja tras otra en su inigualable pajar. Cuando los visitantes tocaban el timbre les arrojaba desde lo alto las llaves y ellos mismos abrían la reja de la calle, subían las escalera y entraban a uno de los sitios más llenos de asombros que han existido. Su pasión por cada objeto, la historia de cómo lo encontró y adquirió y el perfil amoroso de los artesanos que los crearon, hacían de cada visita a su acumulación de maravillas algo irremplazable. En el centro del laberinto barroco de sus departamentos, el cuarto donde ella dormía, con los muros pintados de intenso rosa mexicano, concentraban una riquísima colección de calaveras artesanales y otros objetos referentes a la muerte y a las fiestas mexicanas del día de muertos. Como cada material de su colección, incluye piezas de cinco décadas atrás y permite ver la evolución de cada artesanía con detalle palpable.
Ahora, el Museo Franz Mayer, que recibió en herencia la colección Ruth Lechuga, ha montado una de esas exposiciones que nadie debería perderse, curada por Martha Turok y que incluye una 500 piezas del mítico Cuarto Rosa. Al mismo tiempo, Artes de México ha editado junto con el Museo Franz Mayer en la serie que animan juntos: Colección Uso y Estilo, un libro que es uno de los más bellos y significativos que han acompañado la obra primordial de esta viajera a lo largo de los años, con textos de Margarita de Orellana: "El rincón de las mil sonrisas", Gabriela Olmos: "Muerte y vida en la Colección Ruth Lechuga, Martha Turok y Ariana Landín López: "El carnaval de la muerte en el Cuarto Rosa", e incluye un texto clásico de nuestra coleccionista iluminada, "Fiesta de manteles largos". El cuarto Rosa de Ruth D. Lechuga es un libro indispensable para todos los que se interesen de verdad en México y su indisociable creatividad que afirma la vida hasta en la danza de la muerte.
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