jueves, 18 de septiembre de 2014

CRESTA DE OLA, Lina Zerón

CRESTA DE OLA
Ayer un temblor cimbró tu mente
Ardiendo de lujuria me advertiste:
“Tú eres agua, yo estoy sediento”
Ya no volteaste el reloj de arena.
Un torrente zumbó en tu boca.
Fuiste a la vez tormenta dura,
seda fina,
piel de serpiente,
cresta de ola.
Hurgaste en los secretos de mi cuerpo,
atrapaste mis lagos,
mi luz repentina,
el desorden de mi pelo,
el lugar donde más siento…
destapaste mis cuevas
y quisiste explorarlas todas ellas.
Mi deseo se derritió entre tus manos.
Hoy me duelen hasta los dedos.
Nadie ha descubierto o inventado
un remedio para esto,
ni té de yerbas ni compresas.
Sin embargo, cierto,
el tiempo todo cura y
todo se lo lleva el viento,
menos mis besos que como brasas
insensatas ardieron en tu cuerpo.
Ahora, escucha, orgulloso macho:
la vida no tiene la culpa del destiempo,
de que las rosas florezcan sólo en temporada,
que los frutos caigan hasta estar maduros,
y que tú te hayas trocado en seco arbusto.
Así que ni pienses en, conmigo, echar raíces,
ni que puedes sujetar mis caricias a tu cama.
No soy ave que anida en una sola jaula,
soy pecadora de lujosos recintos,
y el mejor de los sueños que jamás has tenido.
Lina Zerón

Del libro: Hígado de Perra y otros poemas. Ed. Malabares, Morelos 2014.

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