martes, 10 de febrero de 2015

DÉCIMAS PARA RECORDAR A XAVIER VILLAURRUTIA, Hugo Gutiérrez Vega

Décimas para recordar a
Xavier Villaurrutia
Hugo Gutiérrez Vega
Para Ricardo Yáñez
1
Siempre estás ante la puerta
como invisible presencia,
pues hay en tu misma esencia
una certidumbre incierta.
Ya la encontrarás abierta
cuando la vida lo ordene
sin que mi deseo refrene
tu voluntad destructora.
Tu llegada aterradora
será como un viento leve.
2
Que vendrá después la nada
por la razón lo sabemos,
sin embargo no entendemos
esta suerte desolada.
Nuestra vida enmarañada
sale agitando las manos
y los esfuerzos humanos
abandonan su esperanza,
pues es la desesperanza
la certeza que encontramos.
3
Una hermosa indiferencia
nos espera en el futuro,
un viento lejano y puro
borrará nuestra conciencia.
De nuestra pobre presencia
sólo quedará un destello,
el aire apagado y bello
de las noches que cantamos,
los amores que buscamos,
nuestro canoso cabello.
4
Será un descanso la nada,
un remanso en el vacío.
No habrá ni dolor ni frío,
sólo obscuridad callada.
Nuestra vida enamorada
será o no será una historia
conservada en la memoria
de las personas que amamos.
Al silencio nos marchamos.
Esa será nuestra gloria.
5
Hemos intentado todo
para vencer al vacío,
pero el tesonero brío
siempre sucumbe en el lodo.
Contemplamos el recodo
donde la vida termina
y la muerte que camina
a nuestro encuentro seguro,
nos dice que ya maduro
está el árbol que se inclina.
6
Sólo algunos sinsabores
enturbiarán el momento:
el herido pensamiento,
la ebriedad de los dolores.
Callarán nuestros amores
y se borrará ese día.
En nuestra mano vacía
se recostará la nada.
Al rendir esta jornada
triunfará la simetría.
 
7
No necesitamos nada.
Inventa nuestro deseo
un constante devaneo,
la felicidad buscada.
La realidad ensoñada
no es posible en el momento,
por eso se lleva el viento
al batallar sin sentido.
La vida es un barco hundido
en el mar del pensamiento.
8
Sabemos que los amores
y las noches delirantes,
las alegrías, los instantes
en que se abren las flores;
los gozos, los sinsabores
que entenebrecen los días,
el dolor de manos frías
y los cuerpos encontrados,
son pasajeros cuidados,
actos que al viento confías.
9
Mas lo único que tenemos
son estos bellos momentos,
los besos, los pensamientos
y lo poco que sabemos.
Basta, al fin, que nos amemos
para decir que en la vida
no hay esperanza perdida.
Se borrará la memoria,
pero en la pequeña historia
será una página herida.
10
Tal vez la nada no sea
más que otra cara de Dios,
un viento que va veloz
sin que la vista lo vea.
La perplejidad que crea
esta vida que vivimos
y esta duda que sentimos
son nuestra herencia más dura:
saber que nada perdura,
que en la muerte no hay caminos.

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