VOLVIÓ SOLA
Joan, es un humilde pescador, no muy agraciado, hombre solitario, para él sólo existe su barca y la pesca, que es su sustento y mantenimiento diario, poca cosa necesita para vivir.
Como cada día, al empezar a esconderse el sol en el horizonte, pone su barca en movimiento adentrándose en las cada ve más oscuras aguas, hoy la luna está escondida entre unos negros nubarrones, y el cielo amenaza tormenta, al fondo los rayos dan luces fantasmagóricas a las ondulaciones del mar.
Busca su lugar para realizar su tarea, pero ya está ocupado, alguien acudió más pronto y le quitó su sitio preferido, de mal humor se adentra mucho más en esta inmensa porción de agua, hasta encontrar un sitio adecuado.
Mientras prepara sus redes oye en el silencio, sólo quebrado por el murmullo de las olas, un canto de gran belleza que hace que su pensamiento se sienta transportado a un idílico lugar. Cada vez el hermoso canto, lo nota más cerca, tanto es así que nota que una húmeda mano se posa encima de la suya, asustado la retira con premura, aun siendo hombre valeroso ha sentido cierto miedo por el contacto. Pero algo calma su desasosiego, es una dulce voz que le está embriagando los sentidos, se gira y allí esta la criatura más hermosa que pueda un hombre soñar, con una sonrisa que ni los mismos ángeles pueden imitar, le tiende sus brazos, no puede resistir la tentación y en ellos se acoge. ¡Qué instante más glorioso, él que nunca ha tenido una mujer en su pecho...!
Al momento todo se convierte en oscuridad, se siente arrastrado
hacia el liquido elemento, cada vez se hunde más en las profundidades marinas, no puede respirar, le falta el aire y su boca ansiosa se abre para engullir el agua del mar. Se da cuenta que la persona tan bella que habían contemplado sus ojos se está transformando en un ser espantoso y aun dentro del agua oye su siniestra risa, y sin fuerza para desligarse del fatal abrazo, nota que las pocas fuerzas que le quedaban van abandonándole, hasta que nada ve ni nada oye.
Al día siguiente, vuelven las barcas, con sus redes llenas de pescado, los marineros están contento ha sido una buena pesca, pero hay una barca que muy lentamente es arrastrada por la corriente matutina, va aproximándose a la orilla, nadie la gobierna, nadie la guía, nadie hay en su interior: ¡Es la barca de Joan...!
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