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Existen dos autores mexicanos contemporáneos que cruzan la frontera de la ficción “pura” para llevar a cabo un mestizaje entre la memoria y el imaginario que se reelabora a través de la literatura. Me refiero a Rafael Pérez Gay, quien con sus últimas entregas, Nos acompañan los muertos y El cerebro de mi hermano, realiza el ejercicio lúcido de una narrativa que rasga algunos temas en los resquicios de la memoria para trasladarlos a relatos francamente bien construidos. Y, por supuesto, a Guillermo Fadanelli, ensayista y narrador, que no deja atrás sus obsesiones filosóficas y que a través de sus libros nos traslada a esta idea continua y permanente de dialogar con quienes han hecho de su vida un interminable ejercicio del pensamiento. Hace unos meses, Fadanelli publicó la novela El hombre nacido en Danzig. En este relato, el autor retoma sus obsesiones filosóficas y las lleva a cabo hasta “sus últimas consecuencias”, a través del “diálogo” que establece la estructura del género ensayístico propuesto por Montaigne.
Quienes hemos seguido la obra de este autor nacido en la Ciudad de México sabemos que es un artesano del humor negro y que sus relatos se gestan en escenarios de la gran urbe. Dentro de su estética se inserta una enunciación cargada de constantes provocaciones que permiten que la lectura de sus libros, ya sean de ensayo o de ficción, avancen con un ritmo distinto que logra destemplar algunos de nuestros pensamientos más firmes. EnEl hombre nacido en Danzig, Guillermo Fadanelli no sólo no abandona esta premisa sino la restriega en el lector con toda la pericia que le permite su gran oficio, además de llevarla a terrenos muy cercanos a la demencia. Se trata, pues, de una continuación de lo ya enunciado en sus novelas anteriores, pienso sobre todo en Malacara, en donde el protagonista es un ser perturbado por la imposibilidad de poseer a su mujer, Elisa Miller, con ese deseo dictatorial que se da como una suerte de segunda piel en quien siente que somete a “el otro”.
Así, conforme el relato avanza nos internamos en la psicología de este basquetbolista que comparte sus pesadumbres con el detective Riquelme; o con Pichi, su amigo de la juventud; o con sus otras mujeres: Teresa de Mier, Elena Bretón, Mónica Piperino y el viejo profesor Cadaval, al tiempo que este mismo protagonista se desdobla para conversar con diversos filósofos como Rousseau, Séneca, Hegel. Sin embargo, las conversaciones se plantean más a fondo con Otto Weininger y Schopenhauer. Este resulta una suerte de guía del pensamiento y las diatribas del protagonista respecto del abandono de su mujer. De esta forma, el narrador lleva a cabo sendas conversaciones de temas cotidianos y ordinarios para desmembrar, sin lograrlo aparentemente, el carácter femenino. Incluso, en una lectura ligera se podría pensar que dentro del discurso narrativo se etiqueta a la mujer desde una óptica obtusa y cerrada. No es así; por el contrario, en esta novela Fadanelli logra convocar a diferentes voces del pensamiento occidental para humanizarlas a través de su relación con las mujeres.
La novela está contada desde una temporalidad lineal y su estructura echa mano tanto de los diálogos como de las preguntas retóricas para dotar a los personajes de una identidad por demás rica y diversa entre sí. Asimismo, el lector se integrará en la lógica del desdoblamiento del protagonista, quien crea atmósferas enrarecidas por las circunstancias poco usuales que lo rodean.
De esta forma, en El hombre nacido en Danzig Guillermo Fadanelli lleva a cabo una apuesta literaria en donde humaniza a quienes han sido nuestro referente filosófico en todas las épocas, como lo mencionaba líneas arriba, para intercambiar puntos de vista sobre la incapacidad de poseer a la mujer como algo propio, esa incapacidad tan inherente al ser humano y tan incómoda y escabrosa al momento de enunciarla. Esa necesidad que sustenta la línea temática de esta novela nos muestra que dentro de la naturaleza de todos los personajes de Guillermo Fadanelli siempre brillará la inteligencia y el conocimiento, pero también el abandono y el vacío. Personajes de contrastes como todos los que conforman la buena literatura.
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Guillermo Fadanelli, El hombre nacido en Danzig, Almadía, Oaxaca, 2014, 166 pp.
Guillermo Fadanelli, El hombre nacido en Danzig, Almadía, Oaxaca, 2014, 166 pp.
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