jueves, 29 de enero de 2015

MADEROS VIEJOS, Ronald Bonilla (Costa Rica)



He pedido, Señor, que me levantes...
Acaso puedo prorrumpir que no amanezca.
No es posible que de la vendimia solamente
me quede un cascarón vacío,
las viejas maderas
renegridas
por donde pasaron los pies de las doncellas.
Nada que la sombra no diluya.
Hemos aprendido juntos
la convivencia del trueno.
Ya lo sabemos: amar no basta
contra la infelicidad.
Nos hemos lastimado,
pobres y omitidos por el viento,
¿quién nos dio esta ocasión de ser felices?
¿Podemos acaso convivir en las trifulcas,
la falta de fe, la nociva
esperanza sin asideros?
Yo estoy sentado donde no hay caminos.
Pienso en el dinero que no tengo,
en la corona insaciable del poeta
que no bebe, no canta, no estornuda,
me limito a expresar cómo te amo
y no te abrazo.
No brindo con el aire tu desnudez amada.
Estoy dolido en una esquina,
en la apariencia. Sudar la camisa
se tornó improductivo.
De mi libro APUNTES PARA UN GRAFITI
PREMIO UNA PALABRA 2013
Editorial de la Univ. Nacional, 2014

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