viernes, 5 de septiembre de 2014

EL OJO MÁS GRANDE DEL MUNDO DIRIGIDO AL UNIVERSO, Norma Ávila Jiménez

El ojo más
grande del
mundo
dirigido
al Universo
Norma Ávila Jiménez
Al salir del aeropuerto de Santiago de Chile, lo primero que recibimos los periodistas que recientemente tuvimos la fortuna de visitar diversos telescopios del Observatorio Europeo Austral (eso, por sus siglas en inglés), fue el abrazo frío y a la vez cálido de esa masa originada por el movimiento de las placas tectónicas a partir de la era Mesozoica: la cordillera de Los Andes, ubicada al oriente de esa ciudad. Al verla, la respiración se nos suspendió dos segundos y su inmensidad hizo sentir que la podíamos tocar si estirábamos la mano. Parecía que el infinito se había encogido, como diría Mario Benedetti. Y se va a encoger mucho más dentro de diez años, cuando el Telescopio Europeo Extremadamente Grande o European Extreme Large Telescope (E-ELT) dirija su ojo gigante de 39 metros de diámetro en el espejo principal hacia la bóveda celeste.


Camino abierto al Universo desconocido

Funcionarios de eso y de la ciudad de Antofagasta, así como representantes de la prensa chilena y extranjera, desde el campamento base del Observatorio de Paranal –sede del Very Large Telescope o VLT (ver La Jornada Semanal núm. 1015–, en el Desierto de Atacama, enfocamos los catalejos para observar con detalle la detonación realizada a 20 kilómetros de distancia y a 3 mil metros de altura en el Cerro Armazones, como señal del inicio de la construcción del E-ELT en ese lugar. Entre la ingesta de jugo de chirimoya y vino tinto del país, fuimos testigos de la colocación del primer escalón para ascender hacia un universo desconocido que probablemente descubrirá formas de vida alienígenas.

Después del acto oficial, nos llevaron a la zona de telescopios del Observatorio Paranal en un autobús que, al llegar, se estacionó de forma “aculatada” (como dicen los chilenos cuando es en reversa. No pude evitarlo: la palabra me llamó la atención). Allí, Laura Ventura, oficial de Divulgación de eso en Chile, explicó que el E-ELT será operado a control remoto desde la sala de cómputo del VLT.

Su espejo principal estará fragmentado en 798 hexágonos de 1.4 metros de diámetro; debajo de cada pieza, una especie de pistones (6 mil actuadores para todo el espejo) se moverán para mantenerlo alineado, ya que aun cuando su grosor es de sólo cinco centímetros, la fuerza de la gravedad puede pandearlo.

Mil 100 millones de euros será el costo de este telescopio que tendrá, además del espejo primario, cuatro más para remover el efecto de la turbulencia atmosférica en la onda de luz que viaja desde las estrellas en estudio. Roberto Tamai, gerente del Programa E-ELT, aseguró que la cúpula de este supertelescopio podrá permanecer abierta aun cuando los fuertes vientos que frecuentan al Cerro Armazones viajen hasta a 18 metros por segundo (65 kilómetros por hora), lo que es inusual en los telescopios actuales.


Superior al Hubble

Debido a su área colectora tan grande –capta quince veces más luz que los telescopios ópticos que actualmente operan–, aunada a la tecnología de punta e instrumentos ópticos con los que contará, el E-ELT será más potente que el Telescopio Espacial Hubble, cuando se sumerja dentro del cosmos en la línea de emisión infrarroja. Óscar González, astrónomo de eso, afirma lo anterior y esa ventaja seguramente será un atractivo para los detectives estelares, quienes competirán por obtener tiempo de observación. “Será como sucede en el Observatorio de Paranal, donde cada seis meses un Comité de Evaluación recibe las propuestas internacionales y decide cuáles son factibles de realizar”, subraya Gianluca Lombardi, encargado de analizar la calidad del cielo –si es óptima o hay turbulencia y polvo– del Cerro Armazones, casa del E-ELT.

Entre las investigaciones que llevarán a cabo estos cazadores de estrellas –que trabajan a la luz de miles de soles y duermen en el día–, estará “el verificar si algún planeta similar a la Tierra emite la línea de presencia de la clorofila y de los componentes de la atmósfera capaces de dar vida”, destaca Roberto Tamai. Detectar lo anterior se traduciría en una oportunidad de encontrar formas orgánicas microscópicas, grandes o inteligentes.
Otro de los objetivos es medir la velocidad de la expansión del Universo y, para lograrlo, se valdrán de las supernovas, explosiones resultantes de la muerte de las estrellas gigantes, puntualiza Óscar González. La intensa luz que despiden es constante; será como observar focos de 60 watts a diferentes distancias, ya que “las supernovas suceden dentro de las galaxias distribuidas en el cosmos. Su registro permitirá conocer cómo se mueven las galaxias, cómo se están alejando unas de otras, y a partir de ese registro, deducir la aceleración de la expansión”.

Con el E-ELT podrán observarse las huellas fósiles de las primeras estrellas en formación, los agujeros negros primordiales y los objetos más lejanos y débiles, como los cuásares, que son núcleos de galaxias activas. “Para estudiarlos en este telescopio se utilizará la espectroscopia: tal como la luz blanca se descompone en los colores del arco iris al pasar por un prisma, con el espectrógrafo las líneas de luz emitidas por los cuásares –entre otros objetos–, captados con la gran abertura de este telescopio, permitirá a los astrónomos conocer qué elementos químicos los conforman”. Por ejemplo, una línea de emisión azul o verde podría marcar que se trata del hidrógeno.

La potencia de este telescopio permitirá observar con mayor detalle intimidades de los hoyos negros, como su línea de horizonte –aquella que marca el no retorno cuando un objeto está cayendo dentro de él–, su intenso campo gravitacional –que jala todo, hasta la luz– y sus destellos infrarrojos. El ojo gigante de Atacama probablemente ayudará a aumentar el porcentaje conocido del Universo, que hasta el momento es entre siete y ocho por ciento.

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