miércoles, 3 de septiembre de 2014

UNA INTRUSA EN NAGASAKI (de Erik Faye), William Navarrete (El Nuevo Herald)

Una intrusa en Nagasaki


 

ESPECIAL/EL NUEVO HERALD


Nagasaki no es nombre que nos deje indiferentes. Todos hemos oído hablar de los trágicos acontecimientos que, en el pasado, marcaron para siempre a esa ciudad portuaria japonesa. Es ese marco el que utiliza el escritor francés Eric Faye (Limoges, 1963) para situar la historia de una novela que ha titulado originalmente así y que en español apareció bajo el nombre de La intrusa, en las ediciones Salamandra.
Eric Faye es un autor de renombre. Aunque es periodista acreditado de la agencia Reuters su labor literaria ha sido enorme. Su primera ficción data de 1992: Le général Solitude (El general Soledad), seguida de la novela Parij (1997), con la que obtiene el premio Quartier Latin. En total ha publicado unas 15 novelas y noveletas, varios libros de ensayo y de relatos de viaje. Por otra parte, ha recibido importantes premios literarios, entre los que destacó el Deux Magots (1998), el François Billetdoux (2008) y el Gran Premio de Novela de la Academia Francesa (2010), que ahora nos atañe.
Shimura-san es un solterón en la cincuentena, que reside en uno de esos barrios periféricos, aburridos y anónimos, de una gran ciudad. Vive en una casa tipo módulo, similar a las demás. Es un hombre ordinario, que lleva una vida y un ritmo de trabajo también ordinarios. Un buen día se da cuenta de que los niveles y cantidades de alimentos que suele dejar en su cocina menguan visiblemente durante sus horas laborales. Al principio cree que aquello no puede ser más que obra de su imaginación, por lo que decide marcar los potes y botellas para comprobarlo. Cuál no será su sorpresa al descubrir que en su propia casa vive una intrusa, una mujer que cada día, aprovechando su ausencia, se sirve a sus anchas de todo lo que posee, incluso de las provisiones.
Por supuesto, el lector tendrá que leer La intrusa para descubrir lo que considero las dos intrigas esenciales: ¿Cómo es posible que alguien pueda vivir en nuestra propia casa sin que nos demos cuenta? ¿Qué desenlace ha previsto Faye para tan asombrosa y sui géneris historia?
El autor ha revelado que para el argumento de su novela se inspiró en una noticia leída en la prensa nipona en el 2008. Lo que me interesa destacar es la economía verbal con que nos cuenta su historia, ese pulcro minimalismo oriental que encontramos en las estampas japonesas de principios del siglo XIX, justamente en el periodo que más furor causara durante el sojunato al que pertenecía la propia ciudad portuaria de Nagasaki en la época Edo (centrada en Tokio), la de su máximo esplendor. Su técnica exigía del pintor simplicidad, claridad y concentración en las figuras que deseaba destacar. Es un poco la misma impresión que provoca la prosa nítida de Faye, y también la arquitectura de su historia.
Es muy probable que otro autor hubiera forzado el desenlace de la trama al ofrecer alternativas utópicas, incluso, improbables. En el caso de La intrusa no hay artificio alguno: su autor cuenta el curso mismo de la vida cuando la monotonía, la soledad y la incapacidad de cambio se adueñan de quienes las padecen. Y en medio de ese “desierto de vivencias”, la intrusa se presenta como un detonante que poco o nada puede significar para que cambien las cosas que son irremediables.
Valdría la pena que toda la obra de este singular y prolífico autor (prolífico-escueto, si cupiera) fuese traducida y publicada en castellano. La calidad de su lengua y la claridad de sus intenciones lo sitúan, sin lugar a dudas, entre los escritores contemporáneos franceses imprescindibles. • 

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