Artefactos de Nicanor Parra: Poemas que se ven
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Por Fernanda Oyarvide Fotografías de Abel Molina |
El pasado 24 de noviembre La Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL) 2012, cuyo país invitado es Chile y el Ministro de Cultura de Chile Luciano Cruz-Coke, inauguraron la mayor exhibición de la obra de el antipoeta Nicanor Parra.
Debo confesar que de Nicanor Parra solo conocía el nombre hasta el día de ayer. Nunca es tarde para conocer a un gran poeta cuya obra me parece reveladora y totalmente vigente a nuestra época, tanto en el ámbito social como político.
Desde el momento en que entré al recinto del Instituto Cultural Cabañas —lugar que alberga dicha exposición— me sentí identificada, tanto con sus detalles como con cada fragmento explicativo de la vida y obra del autor. Descubrir y explorar una obra que emana fabulosa irreverencia y que además lo hace con elegante inteligencia no es algo fácil de encontrar.
Ordenadas cronológicamente en relación a la evolución de su obra, el recorrido se divide en siete etapas. Comenzamos con El largo camino hacia la antipoesía en la que una cortina hecha de retazos de tela de diversos colores y la máquina de coser de su madre me transportaron a un hogar cálido construido por manos trabajadoras y hermanadas con su pueblo. Incluyendo pinceladas sobre su relación con Pablo Neruda y su admiración por Gabriela Mistral.
La montaña rusa es la segunda parte, como en un paseo en una atracción de feria, comienza a aparecer el concepto de antipoesía proponiendo una nueva articulación del lenguaje poético con la publicación de su libro “Poemas y antipoemas” (1954). Algunos de sus viajes por Estados Unidos y la Unión Soviética que como piezas del rompecabezas, fueron inherentes a su obra. Desplegados por los lados del pasillo del recinto, los muros se cubren de fragmentos de El Quebrantahuesos, trabajo en el que el autor transforma el lenguaje periodístico en humor poético, llamándonos a formar parte de él como participantes activos.
A continuación aparece El estallido del antipoema. Justo aquí podemos acercarnos a esa cajita de 121 poemas postales ilustrados, llamada Artefactos (1972). Una creación en la que Nicanor Parra profundiza con la visualidad y que para la época supuso una provocación política, justo dos años después del accidente geográfico que le hizo estar en la Casa Blanca tomando el té con la primera dama, Patricia Nixon. Cada una de las postales es, en sí misma, un artefacto de la sensibilidad popular con un certero sentido de la vanguardia. Al girar al siguiente pasillo descubro las Tablitas de la Isla Negra, tablitas de madera con dibujos y notas del artista que conforman elementos más conceptuales y en los que sobresale la inmediatez y su impulso aventurero. Enfrente de ellos como una proyección infinita de su obra, me encuentro con toda clase de objetos colocados en bajas mesitas con los que el autor reinventa la forma de hacer poesía, superponiendo elementos cotidianos como sillas, un tomate con un clavo enterrado, una bacinica o una bombilla rota.
Poesía política y antipoesía aparece para mostrarnos el papel político del poeta. El carácter subversivo de su obra que disfrazaba la censura a través de la parodia y el humor. Tomando como temas recurrentes la religión y la política. Es en esta misma etapa cuando Nicanor Parra muestra sus inquietudes acerca de la ecología y publica su primer alegato ecologista llamado “Ecopoemas” (1982).
En mi recorrido me sorprende Física y antipoesía, que nos muestra la inquietud del artista por el mundo de la física y las matemáticas. Graduado en Matemáticas y física en la Universidad de Chile y su trayectoria como docente en ambas áreas, profesión que le apasionaba. La relación de su obra con el principio de la relatividad y el principio de la indeterminación como actores fundamentales de sus procesos creativos.
La exposición muestra un pasaje habitado por objetos que Nicanor Parra alimenta con sus poemas y en los que engendra una transformación de su propio significado. Objetos que dejan de ser simples objetos, objetos convertidos en impulsos poéticos, híbridos.
La máscara del antipoeta se presenta en pantalla. Chachureo, documental dirigido por Guillermo Cahn en el que Nicanor Parra se vale de un personaje llamado el Cristo de Elqui para acercarse a un mensaje de protesta con la ironía y el ingenio que caracteriza su discurso. La máscara es el personaje, el personaje es el medio. En esta etapa comienza a experimentar con una imagen gráfica creada por su propio trazo, un corazón con patas y brazos al que llama “Mr. Nobody”, porque “el hombre es un corazón con patas” como decía Nicanor. Los pasillos del museo se visten de dicho personaje, a través de cual el autor mantiene su discurso poético y a la vez continua promoviendo la reutilización de materiales de deshecho como Las bandejitas de la Reyna (1994-2002), soporte que originalmente se utiliza para vender pasteles y tartas.
La exhibición concluye con Religión y muerte, una pantalla que muestra la escenificación del autor de su propia muerte declamando un salmo vestido de sarcasmo. Y como si de una revelación se tratara, frente a mi, una cruz sin Cristo que debajo reza “Voy y vuelvo” , como la eterna permanencia con la que su obra me fue revelada, como la antipoesía, como la montaña rusa, como el poeta y la muerte, como Nicanor Parra y el Tao. |
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Este artículo lo escribí para el Periódico de poesía de la Unam, no sé si usted tiene el derecho de publicarlo en su blog. Creo que por ética profesional y si su intención era promover contenidos que no son de su creación al menos debería haber puesto el link del artículo original.
ResponderEliminarFernanda Oyarvide.