Habría maquillado los dos últimos capítulos de su libro sobre el asesinato de los Clutter
Truman Capote tal vez mintió a sangre fría, revela un legajo de documentos
David Usborne
The Independent
Periódico La Jornada
Sábado 16 de febrero de 2013, p. 3
Sábado 16 de febrero de 2013, p. 3
Londres. Truman Capote ya no está para que le importe, pero evidencias recién desenterradas sobre el caso de los asesinatos en una granja de Kansas que dio lugar a su tremendamente exitoso libro A sangre fría arrojan dudas sobre su célebre aseveración de que estuvo
inmaculadamente basado en hechosdesde la portada hasta la contraportada.
Un legajo de documentos que estaba originalmente en poder de la Oficina de Investigaciones de Kansas (OIK) sugiere que el autor, aclamado como pionero en la novela de no ficción y en un nuevo género de periodismo de largo aliento, podría haber maquillado los hechos de los dos capítulos finales con la posible intención de poner al investigador principal, Alvin Dewey, bajo una luz favorable.
En tanto críticos y eruditos literarios han tratado de encontrar fallas en la versión de Capote de los asesinatos de Herb Clutter, granjero de Holcomb, Kansas, su esposa y sus dos hijos, casi desde que fue publicada, en 1966, la OIK respaldó consistentemente su veracidad. Sin embargo, el debate nunca se apagó del todo, y sin duda será encendido de nuevo por el descubrimiento de los nuevos documentos, dado a conocer en un principio por The Wall Street Journal.
En particular, sugieren que Capote se apegó a la verdad al sostener que Dewey y su equipo respondieron al instante cuando, luego de 14 días de dar palos de ciego, recibieron el pitazo de que dos vagabundos, Richard Hickock y Perry Smith, fueron los responsables. Con el tiempo esos hombres fueron condenados y ejecutados. El libro dice que se envió de inmediato un agente a investigar; los documentos indican que Dewey vaciló durante cinco días.
El que fue fiscal del caso, Duane West, declaró al Journal que en un principio Dewey desdeñó el pitazo dado por un recluso llamado Floyd Wells, pues tenía la creencia de que alguien de la localidad mató a los Clutter. “Alvin Dewey se burló del soplo de Wells –comentó West–. Dijo que Wells era un criminal que no servía para nada y que había inventado todo.”
Desde hace tiempo se sabe que Capote cultivó con Dewey una relación que le rindió enormes beneficios en términos de acceso. Durante una semana tuvo en su poder todos los expedientes de la OIK, junto con su socio Harper Lee, y se le permitió entrevistar en exclusiva a los dos asesinos mientras aguardaban el juicio y la ejecución.
Al parecer, a cambio de ello ayudó a convertir a Dewey en el héroe indiscutible del caso. Que esa relación fue más allá de las fronteras modernas de la ética periodística queda más claro por documentos que muestran que, cuando negoció un contrato con Columbia Pictures para la primera de tres películas de Hollywood sobre el tema, insistió en que la esposa de Dewey fuera contratada por el estudio como consultora.
Las nuevas revelaciones se producen pocas semanas después de la exhumación de los cuerpos de Smith y Hickock, a solicitud de fiscales de Florida que creen que pudieron haber sido responsables de los asesinatos de otra familia cerca de Sarasota en las semanas transcurridas entre los homicidios de los Clutter y su aprehensión.
Investigadores en Florida esperan usar análisis de ADN para vincular a los hombres con ese caso.
© The Independent
Traducción: Jorge Anaya